En un mes se pueden ver casi todos los puntos de interés de Egipto. Es una ruta de casi 2000 km que incluye el oasis más romántico del desierto egipcio, buceo con tubo en el mar Rojo, los monumentos más importantes a lo largo del Nilo y las delicias urbanas de El Cairo.
La primera mañana en El Cairo se visita el Museo Egipcio como introducción a la larga historia del país. También se disfruta la metrópoli moderna un par de días. Además de ver los grandes puntos de interés hay que guardar tiempo para sentarse en alguna de las animadas ahwas (cafeterías) de la ciudad, envueltas en humo de narguile. Después se pueden visitar las pirámides de Guiza y seguir la ruta hasta la necrópolis de Saqqara.
Acto seguido, se toma el tren nocturno hacia el sur de El Cairo a Asuán para empaparse de cultura nubia y dedicar un día o dos a los templos de Abu Simbel. Es ideal navegar por el río de Asuán a Edfu en una falúa, o tomar un taxi e ir parando en varios templos por el camino, en dirección a Luxor, y visitar el enorme recinto del templo de Karnak y el templo de Luxor en la orilla este; y después dedicar un par de días a la orilla oeste, donde hay mucho que ver. Para pasar un día fuera de Luxor se puede ir en barco o coche al enclave sagrado de Abidos y, en ruta, visitar el templo ptolemaico de Dendera.
Tras admirar un montón de ruinas antiguas es buena idea ir de Luxor a Al Quseir y pasar unos días practicando buceo con tubo en una playa del mar Rojo. Después se regresa a El Cairo, no sin parar en el monasterio de San Pablo y el monasterio de San Antonio.
Ya de vuelta en El Cairo, se toma un tren a Alejandría para dedicar un par de días a sus maravillosos museos y cafés. Desde allí se puede seguir por la costa mediterránea hacia el oasis de Siwa, uno de los parajes más idílicos de Egipto, ideal para pasar un par de días paseando en bicicleta y disfrutando de una ruta por el desierto.