Los confines del este de Turquía, de la orilla del mar Negro a la frontera con Oriente Medio, son más dulces que la bal (miel) para el viajero intrépido.
Este recorrido empieza con un par de días en la animada Trebisonda, que cuenta con su propia Aya Sofya, del s. xiii. Luego hay que ir al sur para visitar el monasterio de Sumela, que domina un valle arbolado desde su pared rocosa y seguir, por la costa, hasta el valle de Fırtına, con sus puentes peraltados otomanos y la cultura hemşin. Allí el viajero puede rodear los montes Kaçkar o emprender un ascenso de varios días hasta Yusufeli, donde merece la pena probar el rafting en el río Çoruh antes de que la zona quede inundada por una presa. El viaje a Kars por los valles georgianos ofrece una de las rutas más pintorescas de Turquía.
Kars es una localidad con influencias rusas, rodeada por la infinita estepa anatolia. La principal atracción de la zona es Ani, en su día próspera capital armenia y hoy un prado sembrado de espléndidas ruinas. Se recomienda pasar un par de días por la zona, ya que esconde viejas iglesias armenias y georgianas. El recorrido sigue hacia el sur y, tras dejar atrás el monte Ararat (Ağrı Dağı, 5137 m), llega a Doğubayazıt. En lo alto de la ciudad fronteriza, de mayoría kurda, el palacio de İshak Paşa vigila las llanuras.
Se continúa hacia el sur, hasta Van, a orillas del enorme lago homónimo, rodeado de montañas. Un par de días sirven para ver la iglesia del s. x de la isla Akdamar y el castillo de Hoşap. Al suroeste, Hasankeyf es una especie de Capadocia en miniatura, condenada a yacer bajo las aguas de un pantano; y Mardin, con minaretes, iglesias y un castillo, que domina las sofocantes llanuras de Mesopotamia.
Rumbo al noroeste, se cruzan las murallas bizantinas de Diyarbakır, centro de la cultura kurda, antes de subir al monte Nemrut (Nemrut Dağı). Al sur, el recorrido termina con una última clase de historia en el neolítico Göbekli Tepe de Şanlıurfa, quizá el primer lugar de culto del mundo, y en Harran, uno de los lugares habitados de forma ininterrumpida más antiguos del planeta, que en el 1900 a.C. acogió a Abraham.