Sur de Escocia

Texto por
Kay Gillespie, autor de Lonely Planet
Crawick Multiverse, instalación de 'land art'
© Emily Macinnes/LonelyPlanet

Por qué visitar el sur de Escocia

Me complace revelar al viajero la parte más infravalorada de Escocia e invitarlo a alejarse de las Highlands, la isla de Skye, la ruta North Coast 500 y otros destinos turísticos. Propongo emprender un épico circuito de costa a costa en sentido horario por el extremo sur de Escocia atravesando los territorios de Borders y de Dumfries y Galloway para disfrutar de localidades encantadoras, campos de cuento, acantilados espectaculares, faros solitarios, actividades al aire libre, tesoros históricos y cielos estrellados. Esta región sorprendentemente subestimada se ubica al sur de las principales ciudades del país, en la dirección opuesta a la que eligen casi todos los visitantes. Y ese es precisamente el motivo para recorrerla.

Cuándo ir

Temporada media (abr-may y sep-oct)

●    En primavera y otoño hay menos visitantes y tráfico que en verano y se encuentran alojamientos a buen precio.
●    Los meses primaverales se caracterizan por campos salpicados de corderos, plantas en flor y más horas de luz para gozar de caminatas por la costa y aventuras al aire libre.
●    Los meses otoñales destacan por el follaje ambarino, la comida reconfortante y los cielos oscuros idóneos para observar los astros.

Presupuesto diario

●    Habitación doble en hotel de precio medio: 100-175 €
●    Cena en un restaurante local: 25-40 €
●    Entrada a un castillo: 18-23 €
●    Copa de vino: 7-10 €
●    Chupito de whisky envejecido 10 años: 6 €
●    Pinta de cerveza: 6,50 €

Itinerarios increíbles

Un apasionante circuito de siete días por el sur de Escocia

Primer día: Acantilados, focas y marisco

Se parte temprano de la capital escocesa, Edimburgo, y se va directamente a la costa de Berwickshire, donde aguarda el pintoresco pueblo pesquero de St Abbs (los cinéfilos lo reconocerán como el ficticio Nuevo Asgard que sale en Vengadores: Endgame). Uno puede familiarizarse con la vigorizante brisa marina dando un paseo por la reserva natural nacional del cabo de St Abb, célebre por su abundante avifauna, su impresionante litoral y su faro encaramado en un acantilado.

Se prueba la langosta y la exquisita cullen skink (sopa típica de pescado ahumado) junto al puerto en Ebbcarrs Cafe. A continuación, se embarca en un crucero de 1 h organizado por Riptide Rib Rides St Abb o se sigue el sendero costero que lleva a la bahía de Coldingham y su playa de arena con chozas coloridas.

St. Abbs, en Escocia. © Emily Macinnes/LonelyPlanet

St. Abbs, en Escocia. © Emily Macinnes/LonelyPlanet

Se conduce 10 min bordeando la costa hasta el popular municipio de Eyemouth para fijarse en las adorables focas grises del puerto que esperan con avidez a que les arrojen comida desde una furgoneta que vende pescado. Se pernocta en The Ship’s Quarters, un histórico alojamiento tocante al agua.

Cuando el tiempo acompaña, lo ideal es cenar fish and chips y helado al aire libre en Giacopazzi’s; en cambio, si el cielo está encapotado, es mejor optar por The Heathers Restaurant (en el club de golf local) para degustar marisco en una sala interior con vistas al mar. Se termina la jornada escuchando el suave romper de las olas en la playa de Eyemouth, donde reina la calma después de que se marchen los visitantes que estaban de paso.

 

Segundo día: Abadías históricas, tiendas monas y paisajes rurales

Se va tierra adentro hacia las poblaciones de Borders cargadas de historia que se integran de maravilla en la bella campiña. Tras 45 min de carretera, se para en Kelso para tomar un café en The Cream Chimneys (4 €) y curiosear por los negocios independientes de The Square, en cuyo centro solían atar el ganado (la librería 20 Storey y la tienda de regalos curiosos hechos a mano The Mole House son geniales). Las ruinas de la abadía de Kelso, una de las icónicas cuatro de la región, están a tiro de piedra.

Tras 20 min más de coche se alcanza la fascinante aldea de Jedburgh, donde se encuentra otra abadía del s. XII. Si interesa una lección rápida de historia, se puede acudir a la prisión del castillo de Jedburgh y al centro de visitantes Mary, Queen of Scots para informarse acerca de la rocambolesca vida de la única reina de Escocia y del tiempo que transcurrió en este lugar. No hay que marcharse sin hacer un alto en Naked Sourdough para almorzar y/o comprar excelentes productos horneados.

Se conduce otros 20 min hasta Abbotsford House, magnífica mansión que fue el hogar del legendario novelista y poeta sir Walter Scott. Renombrado por haber viajado a lo largo y ancho de Escocia y por haber idealizado las Highlands y la costa occidental en sus obras, Scott llenó esta residencia de reliquias históricas y, a menudo, peculiares, como un mechón de cabello del pretendiente al trono Bonnie Prince Charlie y la pistola del héroe popular Rob Roy MacGregor, por no hablar de su vasta colección de libros raros. Scott’s View, el mirador favorito del autor en Borders, dista apenas 10 min en coche.

Para rematar dichas experiencias de interés histórico, se puede dormir tres noches en una casa torre del s. XVI o en una vivienda de alquiler similar con carácter y disfrutar de la comida en el acogedor pub del hotel The Red Lion de Earlston, fundado a comienzos del s. XIX como posada.

 

Tercer día: Vestigios romanos, colinas y alimentos locales

Toca conducir poco y disfrutar de aire puro y comida fantástica en Melrose, otra localidad de Borders. Se empieza con un café y un sustancioso brunch en la pequeña cafetería Apples for Jam antes de visitar el Museo Trimontium, que ilustra el pasado del enorme fuerte romano hallado en las inmediaciones (cabe citar su deslumbrante colección de más de 200 monedas romanas). Acto seguido, se va hacia las colinas.

Las colinas Eildon, formadas por tres picos, son accesibles a pie desde el centro urbano. Con una altura máxima de 525 m, el ascenso a través de senderos y escaleras es empinado, pero muy gratificante. Se puede coronar la cima de una, dos o tres colinas invirtiendo 4 h como máximo para admirar el dilatado panorama rural que se extiende más allá de Melrose.

Visitando la abadía de Melrose. © Emily Macinnes/LonelyPlanet

Visitando la abadía de Melrose. © Emily Macinnes/LonelyPlanet

De vuelta al pueblo, se visita la abadía de Melrose y el Priorwood Garden y, luego, se entra en tiendecillas coquetas como Ticketty Boo (tarjetas, regalos y objetos decorativos), Love Scottish (artículos para el hogar y velas) o Abbey Fine Wines (botellas de ginebra y whisky).

Se pone el punto final a la jornada con una cena a base de productos de temporada deliciosos y de suma calidad, como venado de las Highlands o cordero de Borders, en el íntimo y tradicional restaurante de Burts Hotel, emplazado en un edificio dieciochesco de Market Sq.

 

Cuarto día: Sendas, árboles y un mapa gigante

Se prosigue la inmersión en la historia y el paisaje del sur de Escocia en los alrededores de la bonita población de Peebles y el valle del curso superior del río Tweed, zona famosa por su esplendor natural, su oferta de aventuras al aire libre y sus excepcionales rutas de ciclismo de montaña. Un primer trayecto de 45 min lleva a Traquair House, la casa habitada de forma ininterrumpida más antigua de Escocia; visitada por 27 reyes y reinas del país, sigue siendo una residencia familiar. Se puede participar en un circuito guiado por la mansión, descubrir su cervecería (que lleva 300 años en funcionamiento) y deambular por la ancestral zona boscosa y el inmenso laberinto que forman parte de la propiedad. Al terminar, se conduce 15 min hasta Peebles para explorar el centro y comprar exquisiteces locales para un pícnic, como los galardonados pasteles de cerdo de Forsyths of Peebles, pan y dulces de The Fat Batard Bakery y sándwiches, ensaladas y rollitos de salchicha de Coltman’s Kitchen, Deli & Bar.

Se elige una actividad y se pasa la tarde en plena naturaleza. Se puede pasear tranquilamente por el jardín botánico Dawyck o practicar senderismo en el bosque de Cardrona, que acoge abundantes especies vegetales y animales (incluida la ardilla roja) y un fuerte de la Edad del Hierro. Si sobran energías, se alquila una bici de Tweed Valley Bike Hire y se recorren las rutas de 7 Stanes en el bosque de Glentress o se busca diversión entre los árboles haciendo uso de cuerdas y tirolinas en Go Ape. Después se va a Barony Castle Hotel para fotografiar desde una plataforma de observación un inusual mapa de Escocia: obra de un grupo de polacos a finales de la década de 1970, se cree que es el mayor mapa en relieve sobre el terreno del mundo (40 x 50 m). Se regresa al alojamiento para acicalarse para una cena especial en The Hoebridge, restaurante de gestión familiar recomendado por la Guía Michelin 2022 que propone un menú creativo y apetitoso, cuyos platos elaborados con una variedad de ingredientes locales de temporada cambian cada mes.

 

Quinto día: Dumfries y Galloway

Tras despedirse de Borders, uno se interna en el territorio suroccidental de Dumfries y Galloway. Se comienza el día en las hermosas colinas de Moffat con una excursión a la cascada Grey Mare’s Tail (60 m) y el Loch Skeen. Tras devorar el desayuno escocés completo de Mutchies Munchies en Moffat, se da un rodeo por South Lanarkshire para ver la aldea más elevada de Escocia y las históricas minas de plomo de Wanlockhead. Si se dispone de tiempo, es muy recomendable subir al ferrocarril de Leadhills y Wanlockhead y visitar el Museo de la Minería de Plomo. A continuación se desciende hasta Sanquhar (20 min en coche) para maravillarse con Crawick Multiverse, una extravagante instalación de land art que ocupa poco más de 22 Ha y se inspira en la ciencia, el espacio y los astros.

Haciendo amigos en el ferri hacia Wanlockhead. © Emily Macinnes/LonelyPlanet

Haciendo amigos en el ferri de Wanlockhead. © Emily Macinnes/LonelyPlanet

Se conduce 90 min hasta Newton Stewart, localidad limítrofe con el parque forestal de Galloway, que en el 2009 se convirtió en el primer parque de cielo oscuro del Reino Unido. Se reserva una estancia de dos noches en un wigwam confortable o una cabaña de lujo de Wigtown, justo a las afueras del parque; se puede comprar lo necesario para preparar la cena en Newton Stewart u optar por una barbacoa in situ y relajarse bajo el firmamento estrellado en el jacuzzi o junto a la hoguera (¡no hay que olvidar el malvavisco!).

 

Sexto día: Libros, Burns y observación de estrellas

Se inicia la jornada en Wigtown, la primera “villa del libro” de Escocia. Este paraíso para los amantes de los libros cuenta con nada menos que una docena de negocios relacionados con la palabra escrita muy próximos entre sí, incluida The Bookshop, la mayor tienda del país especializada en libros de segunda mano. Sería una lástima no entrar en la librería y cafetería ReadingLasses para pedir una bebida caliente y un pastel (su amplia y variada selección incluye delicatessen como el bizcocho de ras el hanut con glaseado de agua de rosas).

De camino a Dumfries, se para al cabo de 40 min en la evocadora e impronunciable localidad costera de Kirkcudbright para respirar el aire del mar y contemplar el castillo MacLellan, erigido en el s. XVI. Tras 45 min más de carretera se llega a Dumfries siguiendo los pasos del afamado poeta nacional de Escocia, Robert Burns. Se visita la Burns House (donde vivió sus últimos años), se almuerza en Globe Inn (su antro favorito) y se busca su estatua en la plaza homónima.

Se vuelve a Wigtown y se conduce otros 30 min hasta la apacible Isle of Whithorn (que, pese a su nombre, no es una isla) para cenar en The Steam Packet Inn, donde se puede elegir entre carne de res de Galloway, carne de cerdo cocinada a fuego lento y pescado y marisco fresco en un ambiente agradable con vistas al puerto. En esta última noche, uno debe dejarse encandilar por el cielo nocturno: se puede asistir a cursos o eventos del Centro de Astronomía de Galloway, reservar plaza en un circuito de Dark Sky Ranger o acudir al parque forestal de Galloway y observar las estrellas.

 

Séptimo día: Ruta costera final

A 1 h en coche se localiza el punto más suroccidental de Escocia: el asombroso Mull of Galloway. Tras picar algo en Gallie Craig, cafetería ubicada en lo alto de este risco con vistas arrebatadoras desde el mirador exterior, se accede al emblemático faro de Mull of Galloway y se sube sus 115 escalones hasta la sala de la linterna y el balcón que permite avistar Irlanda del Norte, Cumbria y la Isla de Man.

Se retrocede península arriba y se hace una parada al cabo de 25 min en Port Logan Fish Pond, singular punto de interés junto a la playa de arena de Port Logan, construido hace dos siglos como despensa de pescado. Acto seguido se visita el vecino jardín botánico Logan, lleno de plantas exuberantes y exóticas difíciles de encontrar en Escocia, como palmeras, eucaliptos y ruibarbos gigantes.

Como colofón, se sigue el litoral de Ayrshire hacia el norte durante 1 h 40 min. Primero se divisa la isla de Ailsa Craig, un tapón volcánico que surge en el fiordo de Clyde. Luego se encuentra el castillo de Culzean, broche final perfecto para este viaje por carretera gracias a su llamativa arquitectura, su opulencia, su emplazamiento en un acantilado y sus extensos terrenos y jardines. El ilustre arquitecto escocés Robert Adam otorgó forma de L a la fortaleza, en cuyo elaborado interior destacan columnas, cornisas, espejos y la preciosa escalinata oval.

En la ciudad de Glasgow concluye el último tramo de poco más de 1 h con el que el viajero finalizará (a regañadientes) este circuito por el sur de Escocia.

 

El autor

Kay Gillespie

Explorar Escocia y compartir mis experiencias en línea no es una mera ocupación, sino una misión que me apasiona. Nacida y criada en Edimburgo, soy una chica de ciudad que suele hacer escapadas en busca de aventuras emocionantes e instantes junto al mar. Me encanta inspirar a lugareños y extranjeros para que descubran rincones poco conocidos, paisajes cambiantes, panoramas costeros y platos deliciosos.

Instagram: @thechaoticscot 
Facebook: www.facebook.com/thechaoticscot
 

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