Westfjords, Islandia

Texto por
Varios autores de Lonely Planet
Carretera en los Westjords, en Islandia
Alexey Stiop / Shutterstock

Los Westjords, la última frontera

Ajena al turismo masivo y semiaislada –un istmo de 7 km de ancho es su único nexo con el resto del país–, la región asemeja una mano cuyos dedos –los fiordos– pugnan por asirse a Groenlandia. Pueblos curiosos, paisajes espectaculares, trazas de la épica historia islandesa y abundante fauna jalonan la carretera de la costa. 

Vida local

Los pueblos de los Westfjords, fundados hace mil años, siguen siendo pequeños asentamientos. Hoy aún son casi autosuficientes, pero, en lugar de luchas sangrientas entre vecinos como las que cuentan las Sagas islandesas, las narraciones épicas que narran los albores del poblamiento de la isla por los vikingos, ahora trabajan juntos para proteger su valiosa tierra. 

El viaje puede empezar en Ísafjörður, la capital de apenas 2600 habitantes de los Westfjords, sede de museos etnográficos y del evocador restaurante Tjöruhúsið del s. XVIII, donde el menú se sirve en mesas comunitarias tal y como se hacía en la época vikinga. Aquí, como en el resto de la región, casi todos los negocios están dirigidos por lugareños que ofrecen un servicio personalizado, lejos de la estandarización de otros destinos más turísticos. 

Los municipios no solo piensan en clave local, también lo hacen a escala global en lo que a sostenibilidad y turismo se refiere. Durante más de diez años han trabajado con el grupo asesor EarthCheck para cumplir con estándares rigurosos, presentando iniciativas como Plastic Free Westfjords y colocando a la naturaleza en el centro de las iniciativas, lo que le ha valido a la región la Silver Certification.

Westfjords
La costa de los Westfjords © iacomino FriMAGES / Shutterstock

Maravillas naturales

Los Westfjords, la parte más antigua de Islandia, han tenido 16 millones de años para forjar sus maravillas naturales, por lo que es lógico que los lugareños quieran protegerlas. Los fiordos regalan unas vistas imponentes; los valles, montañas y cascadas no son menos impresionantes, con la apoteosis de Dynjandi, una ancha cortina de agua que se precipita desde 100 m y a la que se suman pequeños saltos de agua para formar un espectáculo deslumbrante. La playa de Rauðisandur y, como colofón, la Reserva Natural de Hornstrandir, solo accesible en ferri desde Ísafjörður y donde está prohibido el tráfico motorizado.

Cascada de Dynjandi en Islandia
La impresionante cascada de Dynjandi © Max Topchii / Shutterstock

Fauna

Como en la zona vive poca gente, las aves y otros animales han podido aquí prosperar. Buen ejemplo de ello es el amenazado pigargo europeo. Para ver más avifauna, los ornitólogos acuden en tropel a la punta occidental, la península de Látrabjarg. Allí anidan frailecillos, alcas comunes, cormoranes, araos aliblancos y otras muchas especies.

En Hornstrandir aguardan más aves y el único mamífero autóctono de Islandia que vive en estado natural: el zorro ártico. 

Los mamíferos marinos disfrutan de las aguas ricas en alimento que bañan los fiordos. Durante una travesía en barco desde Ísafjörður se podrán ver ballenas y delfines en el mar y focas en la isla de Vigur, que también acoge una colonia de frailecillos, el faro más antiguo de Islandia, vistas panorámicas de Hestfjörður y los mejores bollos de canela del mundo.

Zorro ártico en Islandia
Zorro ártico en invierno © Giedriius / Shutterstock

 

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