En el corazón de Viena, maravillarse en el interior finamente trabajado ante el púlpito gótico de piedra y el altar mayor barroco de la catedral Stephansdom. Hay que subir por la torre sur hasta la plataforma de observación para obtener una vista de pájaro de la ciudad, o descender hasta su osario, las Katakomben. Lo mejor es pasar el resto de la mañana paseando por las calles estrechas y muy animadas que la rodean.
Tras un almuerzo delicatesen con una copa de vino en el café/bar de vinos Meinl’s Restaurant, se sigue por Graben y Kohlmarkt hasta el Hofburg para empaparse de la majestuosidad de esta obra maestra de la arquitectura Habsburgo. Allí se puede visitar algunos de sus museos, como los Kaiserappartements.
Para cenar, se aconseja aventurarse en uno de los “menús de viaje” internacionales de Blue Mustard y visitar después los locales favoritos del distrito de Spittelberg: la cervecera de la vieja escuela Siebensternbräu, bares modernos como Brickmakers Pub & Kitchen por la cerveza y la sidra artesanas, o Le Troquet por sus cócteles.