Si ya se ha visto la Alhambra y pateado Sierra Nevada, toca visitar el oeste de Andalucía.
Se empieza en el Parque Nacional de Doñana (Huelva), seguramente el mejor reclamo natural de la región, un humedal lleno de aves, muy poco común en Europa. Sevilla emite una letanía de conocidos puntos de interés, pero la provincia es menos conocida, p. ej., las serenas localidades de Carmona (con su alcázar) y Osuna (con majestuosos palacios). La escarpada Ronda rebosa de turistas a diario, aunque si se pernocta en ella se verá desaparecer el 80% de ellos. Entre las mejores escalas de camino a Málaga destacan la garganta de El Chorro y la ancestral Antequera. Málaga es una ciudad bohemia y atrevida, con excelentes pescados y una destacada feria en agosto. Con tiempo, se pueden descubrir algunas de las joyas menos visitadas de Cádiz: Jimena de la Frontera y el Parque Natural Los Alcornocales, con buenas rutas senderistas. Gibraltar es una colonia británica, llena de rosbif y cerveza tibia. La Costa de la Luz es la siguiente escala, con al menos una noche en el pueblo blanco de Vejer de la Frontera. Al final pueden dedicarse unos días a Cádiz y su rico patrimonio, con escapada a Jerez de la Frontera para disfrutar del jerez y el flamenco.