Se puede pasar la mañana en el Museo Thyssen-Bornemisza y luego dirigirse al este para visitar la plaza de toros de Las Ventas antes de pasar el resto de la mañana de compras por la calle Serrano.
Si uno tiene el día derrochador, puede probar la emocionante experiencia que ofrece Platea, aunque quizá prefiera unas tapas en Biotza. Después de comer, se aconseja pasar un par de horas en el Museo Lázaro Galdiano.
Cuando anochece, se toma el metro hasta La Latina para cenar en los bares de tapas de la calle de la Cava Baja. La noche puede estrenarse con un vino en la Taberna Tempranillo y un mojito en Delic, en la plaza de la Paja.