La mañana se dedica a ver los suntuosos edificios coloniales y otros puntos de interés de La Laguna antes de disfrutar de la comida tradicional de la Tasca el Tonique.
Después, hay que ir en autobús a Puerto de La Cruz para explorar el centro y descansar con un café y una tarta en el Ébano Café, con vistas a la pintoresca iglesia.
Para bajar todo ese azúcar, se va andando hasta el Jardín Botánico, la maravilla del Puerto. Una vez abierto el apetito para la cena, hay que ir al barrio de La Ranilla, donde están los restaurantes más de moda.