Hace falta un día entero para explorar Lipari: se empieza por el castillo, donde se visita el museo, el área arqueológica y la catedral. Luego se baja hasta Marina Corta, con sus numerosos restaurantes y cafeterías. Si el tiempo lo permite, se toma un baño en Praia Ferrante o en Valle Muria, dos de las playas más famosas de la isla. Otra opción es ir primero a las termas de San Calogero, y luego a las canteras de caolín. Desde aquí, se sube al santuario della Madonna della Catena y se da una vuelta por toda la isla. Al atardecer, se busca un buen lugar en el mirador de Quattrocchi para admirar el espectáculo del sol tiñendo de rojo los farallones y la isla de Vulcano.