Esta ruta culinaria permitirá probar todas las especialidades de la cocina siciliana y algunos de sus mejores vinos. Se parte de la elegante Marsala, catando su vino dulce típico en un circuito por la bodega en Cantine Florio para luego pasar la noche en alguna de las muchas enoteche (enotecas) y restaurantes del centro peatonal. A la mañana siguiente se para en las Saline di Trapani, que llevan siglos suministrando sal a las mesas sicilianas, antes de almorzar un cuscús de pescado en Trapani y disfrutar de los postres con espectaculares vistas en Erice, famoso por sus frutas de mazapán, su turrón y otros dulces a base de frutos secos. La siguiente parada es Palermo, cuyos mercados, puestos de comida callejera, irresistibles panaderías e innumerables restaurantes son de lo mejor de cualquier viaje culinario por Sicilia. Al sur se puede visitar la Tenuta Regaleali, de 400 Ha, una de las principales bodegas de Sicilia, y recorrer el extremo septentrional de los montes Madonia y Nebrodi, donde se debe probar el cerdo negro, la ricotta, el pecorino, las setas y avellanas locales en los bonitos pueblos de montaña de Petralia Sottana y Nicosia. Para acabar se recomienda parar cerca del Etna para degustar la miel local, los pistachos y el vino DOC Etna, y despedir el viaje con una cena en la cosmopolita Catania.
Vinos y viandas de oeste a este
