El rincón suroriental de Polonia es poco conocido, pues está fuera de los circuitos turísticos habituales. Se puede empezar en Lublin, cuyo casco antiguo ha sido recientemente restaurado. El castillo de Lublin merece una visita, al igual que la torre de los Trinitarios, con unas vistas espléndidas. Ver el campo de concentración de Majdanek, a las afueras de la localidad, requiere de medio día.
Lublin sirve de base para explorar Chełm, conocida por sus túneles subterráneos de caliza, y que ofrece además estimables puntos de interés y restaurantes vinculados al legado judío.
Desde aquí también se puede visitar el popular retiro de artistas de Kazimierz Dolny, repleto de museos y galerías, y rodeado de campos y bosques perfectos para pasear o montar en bicicleta.
Desde Lublin, se pone rumbo al sur hasta Zamość, merecidamente autoproclamada “Perla del Renacimiento”. Muy bien conservada, esta localidad del s. xvi cuenta con una animada plaza central que acoge conciertos y festivales musicales en verano.