El poco urbanizado extremo oeste del Algarve ofrece historia marítima y playas para surfistas. La primera escala es la fortaleza de Sagres, seguida de los vistosos acantilados del cabo de São Vicente.
Por la tarde, subiendo la costa, entre la Praia da Bordeira y la Praia do Amado, en Carrapateira, surgen paisajes de ensueño. También vale la pena ver la Praia de Vale Figueira y la Praia da Amoreira.
El Castelo de Aljezur aporta buenas vistas a la puesta de sol y el restaurante panorámico O Paulo ofrece un festín de marisco. En verano, el colofón lo ponen las copas y la música en directo de O Sargo.