Es momento de alquilar un coche y explorar la naturaleza de la isla. Se comienza temprano para ver el amanecer desde la cima del Pico do Arieiro, la tercera montaña más alta de Madeira. A poca distancia, está el helado Ribeiro Frio, con el mirador Balcões.
Tras comer en el Restaurante Ribeiro Frio, se desciende a la costa norte y se hace un alto en Santana para visitar sus casas triangulares con techo de paja. Unos cuantos kilómetros al oeste están Săo Vicente y las Grutas e Centro do Vulcanismo.
Para acabar, se atraviesa el descomunal valle que divide la isla en dos hasta llegar a la bonita localidad de Ribeira Brava, donde se puede cenar con vistas al mar en Muralha.