Segundo día
Es el turno de Djurgården. Lo primero es dedicar unas horas a explorar Skansen, el museo al aire libre de la “Suecia en miniatura”. Hay que ver los animales del zoo nórdico y no perderse la casita de los sopladores de vidrio. Se podría pasar todo el día allí, pero aún queda mucho por ver.
Adentrándose más en Djurgården, se puede ir a comer al fantástico Rosendals Trädgårdskafe y luego volver atrás, al espectacular Vasamuseet, un museo dedicado al barco de guerra Vasa, que se hundió en su viaje inaugural en 1628. Las exposiciones multimedia entretienen al visitante 1-2 h. Si se tiene tiempo después, se puede pasar al museo de al lado, el Spritmuseum, para descubrir la complicada historia y la importancia social del alcohol en Suecia.
Desde Djurgården se toma el ferri hasta Norrmalm (solo en verano; si no, es un fácil paseo) y se va a Stureplan, en Östermalm. En el elegante Sturehof se podrá cenar pescado y tomar una copa en su minúsculo y exclusivo bar, antes de ir a explorar los clubes de los alrededores, como Sturecompagniet y Spy Bar.