Esta majestuosa finca, construida con amor por el excéntrico aristócrata británico sir Stewart Gore-Brown, se halla en lo más profundo de los espacios naturales del norte. La joya de la propiedad es la residencia señorial de Shiwa Ng’andu, una magnífica mansión a la inglesa. En torno a ella hay granjas, asentamientos y viviendas de trabajadores en lo que casi parece un dominio feudal, una auténtica comunidad que incluso tiene una escuela y un hospital. Además, muchos de sus empleados son hijos y nietos del personal original de sir Stewart. Hoy los nietos de Gore-Brown viven en la propiedad y gestionan la granja.