Bienvenidos a Macao
Último reducto del Imperio portugués, Macao conserva un tangible aire mediterráneo. No obstante, la cultura china predomina en esta ciudad-estado situada en la desembocadura del río de las Perlas.
El pueblo chino se ha levantado y se ha ido a Macao. El presidente Mao (que acuñó la primera mitad de la frase) debe de estarse revolviendo en su ataúd de cristal. Los chinos continentales no se cansan de esta antigua colonia portuguesa convertida hoy en un megaresort del juego.
Tan desmedido ha sido su crecimiento desde el 2002 que es habitual referirse a Macao como “Las Vegas de Oriente”; aunque quizá sería más apropiado invertir los términos, pues Macao ha superado a su rival estadounidense en ingresos por el juego.
Y hay otras muchas cosas que Macao hace mejor. Aparte de las salas de juego, ofrece calles de adoquines salpicadas de templos chinos, zonas de vegetación natural, un casco histórico declarado Patrimonio Mundial por la Unesco y agradables playas templadas.
La historia de Macao ha generado una cocina única que fusiona sabores europeos, latinoamericanos, africanos y asiáticos.