Aunque aún haya quien lo ignore, el Tíbet brinda las que posiblemente sean las mejores vistas de la montaña más alta y famosa del mundo. Así, mientras que las rutas de senderismo de dos semanas por el lado nepalí solo ofrecen vistas fugaces del Everest, las panorámicas despejadas de la cara norte, ya sea entre las banderas de plegaria del monasterio de Rongphu o desde una tienda en el campamento base, sin duda cortan la respiración.