Puede que Benín parezca poca cosa comparado con su vecina del este, Nigeria, pero este diminuto país de África occidental destaca por su carisma, historia y potencia cultural. Antaño albergó el antiguo reino de Dahomey y es también la cuna espiritual del vudú, un culto fascinante y a veces mal entendido. Los viajeros más avispados se abren camino a las playas de Benín, rodeadas de palmeras, y hasta algunos de los mejores parques nacionales a este lado del continente.
¿Qué no te puedes perder?
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Visitar el Festival Vudú de Ouidah en enero, una interesante fiesta ceremonial.
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Admirar la "Venecia africana", en la aldea de Ganvié, en el lago Nokoué.
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Recorrer la sabana en el Parque Nacional de Pendjari.
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Descubrir el reino de Dahomey en Abomey, cuna de unas guerreras icónicas.
Una misión histórica
Benín tiene mucha historia por explorar, desde la herencia arquitectónica afro-brasileña de Porto Novo hasta las mino de Dahomey, las famosas amazonas guerreras. El interés por este regimiento militar femenino se disparó desde el estreno de La mujer rey, en el 2022. La versión cinematográfica de aquellas emblemáticas guerreras atrae público nuevo al complejo de los Palacios Reales de Abomey, declarado Patrimonio Mundial.
Palacio Real de Abomey. © Erika Bisbocci/Shutterstock
Como parte de la misión por recuperar sus elementos históricos, Benín está llamado a convertirse en el principal destino artístico y cultural de África gracias a la apertura, en los próximos dos años, del Museo de la Épica de las Amazonas y los Reyes de Dahomey. Situado en los Palacios Reales, relatará la grandeza del reino de Dahomey y expondrá 26 obras de arte devueltas por Francia, además de 350 objetos artísticos.
Cultura para la eternidad
Festival del Vudú. © Cora Unk Photo / Shutterstock
El panorama artístico de Benín floreció con la Fondation Zinsou de Cotonú, uno de los primeros museos de arte contemporáneo del África subsahariana (hay otro en Ouidah). El país mostrará su talento al mundo en el 2024, con su primer pabellón en la Bienal de Venecia.
Puerta de no retorno. © Dave Primov/Shutterstock
Pero no es solo la cultura contemporánea lo que atrae visitantes al país: las tradiciones ancestrales son un gran atractivo, en especial el vudú, un culto animista que va más allá del trato que le ha dado la cultura popular. Sus rituales se celebran en enero de cada año, en el Festival del Vudú de la histórica ciudad de Ouidah.
La influencia del vudú se percibe por todo el Atlántico en las culturas afrobrasileña, haitiana y cubana, en las que descendientes de esclavos, muchos de los cuales, secuestrados en estas costas, practican alguna de sus ramas. Un viaje a Benín no está completo sin una visita a la playa de Ouidah, donde la "Puerta de no retorno" marca el punto por donde los africanos esclavizados eran obligados a embarcar rumbo al Nuevo Mundo. La playa es ahora lugar de peregrinaje para los africanos de la diáspora, que la visitan reflexionando sobre este devastador capítulo de la historia de la humanidad.
Encanto natural
Elefante en el Parque Nacional del Pendjari. © Fabian Plock/Shutterstock
Benín posee una impresionante variedad de paisajes, desde las playas atlánticas rodeadas de palmeras hasta la escarpada sabana del norte. El Parque Nacional del Pendjari vive un exitoso renacer gracias al esfuerzo conservacionista del gobierno, que lo ha convertido en una de las grandes reservas de fauna salvaje de África Occidental –una región que ha perdido a casi todas las especies de los "cinco grandes"–, y compite con los parques más famosos de África oriental y meridional. Los avistamientos de elefantes, búfalos y leones están casi asegurados en Pendjari, y con un poco de suerte se podrán ver guepardos y leopardos (antes de la visita conviene informarse sobre la seguridad en la frontera con Burkina Faso).
En cuanto a excursiones acuáticas, destacan la aldea de palafitos de Ganvié y las rutas en piragua por el río Negro que atraviesan una zona de nenúfares en el pueblo de Adjarra, en las afueras de la capital, Porto Novo.
Aldea de palafitos de Ganvié. © Clara_C/Shutterstock
Allí donde se vaya en Benín siempre habrá gente genial, buenas carreteras y hoteles, y restaurantes que vibran con ritmos afrocaribeños. Hay que visitar pronto el país, antes de que el resto del mundo descubra su encanto.