Con sus costas bañadas por el sol, su multitud de islas, sus montañas y sus históricas ciudades amuralladas, Croacia no es ajena a las listas de los mejores destinos. Viajar a este país tan turístico es más sencillo ahora que forma parte del espacio Schengen y la Eurozona, y es posible viajar por tierra desde Lisboa sin tener que mostrar el pasaporte ni cambiar de divisa. Si hace falta una excusa para visitar Croacia, en el 2024 será más fácil que nunca.
¿Qué no te puedes perder?
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Visitar Dubrovnik, la ciudad fortificada más espectacular de Croacia.
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Volver al pasado en el antiguo palacio romano de Split, en el centro de esta ciudad costera.
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Aprovechar la gran red de ferris a lo largo de la costa para explorar las islas del país.
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Comer y saborear trufas en Istria.
Más ágil, más fácil
La hermosa costa adriática de Croacia es lo más famoso del país, junto con sus más de 1200 islas e islotes. Dondequiera que uno esté, el telón de fondo siempre es extraordinario, se trate de una ciudad antigua tras robustas murallas o de los escarpados picos calizos de las cordilleras del litoral.
Hay cosas que no han cambiado, como el simple placer de tumbarse al sol junto a un mar de aguas cristalinas y levantarse solo para pedir una copa de vino dálmata bien frío. Lo que sí es diferente es que, al pedir el vino, ya no hace falta hacer la conversión de la vieja divisa (hrvatska kuna), porque tras 10 años en la Unión Europea, Croacia al fin ha adoptado el euro.
Puente Pelješac. © Florin Cnejevici/Shutterstock
Y lo de mostrar el pasaporte en los puestos fronterizos dobles para entrar al país desde Eslovenia o Hungría ya es historia, y esto agiliza el viaje de forma considerable. También ha pasado a la historia la necesidad de entrar y salir de Bosnia para viajar entre Split y Dubrovnik, gracias a la apertura del puente de Pelješac y la finalización de una nueva autopista.
La península de las delicias
Ciudad vieja y puerto de Dubrovnik. © SchenpfDesign/Shutterstock
El espectacular puente de Pelješac, de 2,4 km de largo, ha puesto el foco en una zona antaño olvidada de la costa croata, la península de Pelješac. A menos de 50 km de la famosa ciudad amurallada de Dubrovnik, esta península montañosa y alargada tiene fortificaciones del s. XIV con 5,5 km de murallas defensivas que conectan Ston y Mali Ston ("pequeña Ston") por el monte. Estas ciudades unidas son famosas por sus ostras alargadas y planas, que se capturan en la zona desde la época de los romanos, y una sorprendente tarta picante de pasta, la Stonska torta.
Parque Nacional de Mljet. © trabantos/Shutterstock
La vecina Prapratno tiene una de las mejores playas de arena de Croacia. Un poco más lejos, en las laderas soleadas de Dingač y Postup, se produce el mejor vino tinto de Croacia. La península es también puerta de entrada a las islas de Mljet y Korčula, que albergan más playas, ruinas romanas, pueblos amurallados y un parque nacional.
La belleza interior
Aunque la costa acapare toda la atención, en el interior hay mucho que ver. En primera línea los parques nacionales de Krka y de los Lagos de Plitvice son de una belleza casi sobrenatural. De no verlos con los propios ojos, uno juraría que alguien les ha aplicado un filtro digital para conseguir esos tonos azules y verdes.
Cascada Skradinski en el Parque Nacional Krka, © Zdenek Matyas Photography/Shutterstock
El interior de Istria, la península más septentrional de Croacia, está salpicada de pintorescos pueblos cimeros con vistas a viñedos, olivares y bosques antiguos donde crecen las trufas que convierten esta región en un paraíso culinario. Más hacia el interior, la capital del país, Zagreb, rebosa encanto centroeuropeo, con una vibrante cultura de los cafés y excelentes museos y galerías de arte.
Catedral de Zagreb, © Dreamer4787/Shutterstock
Se puede continuar hasta las bucólicas tierras agrícolas de las regiones de Zagorje, Međimurje y Eslavonia para conocer la cara más rústica de Croacia. Puede que sea un país pequeño, pero también es maravillosamente diverso para los aventureros que quieran descubrirlo.