Sudáfrica es una oda a la naturaleza: pingüinos que habitan la costa, leones y rinocerontes negros que rondan por la jungla, y el fynbos sudafricano que insufla vida a los montes de la provincia del cabo Oeste.
¿Qué no te puedes perder?
- Reservar experiencias responsables en el Kruger National Park y alrededores, evitando los sitios donde haya animales cautivos.
- Ver elefantes disfrutar de las instalaciones de la Gondwana Game Reserve.
Reserva Gondwana. © Melanie Delamare/Shutterstock
Ahora que la biodiversidad de la Tierra se halla en una encrucijada, es momento para admirar la belleza agreste de Sudáfrica, sobre todo con los 'ecolodges' comprometidos a protegerla.
En el extremo sur del país uno puede alojarse en la Grootbos Private Nature Reserve, construida para mimetizarse con el paisaje. Se puede cenar al amparo de uno de los bosques milkwood más magníficos (y amenazados) del país, que data de al menos hace 1000 años, y descubrir el fascinante mundo del arbusto endémico, el fynbos.
Más al este, en la Gondwana Game Reserve, que apuesta por la conservación, se puede conocer bien el bush africano gracias a una ruta a pie de tres días. Es buena idea optar por la desconexión digital mientras se siguen los pasos de Los Cinco Grandes en compañía de guardabosques que también son expertos cuentacuentos. Las noches se pasan bajo las estrellas, en glamping de lujo pero sin dejar huella. Y con un poco de suerte se podrá pasear entre jirafas y cebras como se hacía antaño.
Hermosa flor fynbos en la ciudad sudafricana de Hermanusp. © Lifes_Sunday/Shutterstock