Pocos lugares celebran la vida lenta o encarnan el concepto de la dolce vita como la Toscana. Tanto si se exploran nuevas rutas senderistas o si se redescubre la cucina contadina (cocina rústica), la experiencia toscana de la nueva generación sigue en perfecta simbiosis con el territorio. Además, hay unos 50 pueblos por toda la región donde admirar el patrimonio etrusco; y en el valle rural de Valdichiana los arqueólogos excavan en el pasado y convierten los mantras de conciencia plena de los antiguos en nociones modernas de autocuidado.
¿Qué no te puedes perder?
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Admirar el arte, de la Edad Media al Renacimiento, en el Duomo y el Museo Civico.
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Descubrir el gran encanto de Arezzo con un paseo y un aperitivo en Piazza Grande.
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Beber de las vistas incomparables de Valdichiana durante la puesta del sol, en el Caffè Poliziano.
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Ver la salida del Tour de Francia desde Florencia el 29 de junio del 2024.
Piazza Grande de Arezzo. © poludziber/Shutterstock
El renacer de la historia etrusco-romana
Tan emocionante como las 24 estatuas etruscas descubiertas en el spa medieval de San Casciano dei Bagni en el 2022 es la expectación por ver qué otros preciados objetos hay bajo el barro toscano. La excavación en las antiguas termas del pueblo prosigue con renovado afán mientras los arqueólogos se abren camino por Il Santuario Ritrovato (el santuario redescubierto), cuya monumental escala no advirtieron hasta el año pasado.
Baños termales de Saturnia, Toscana. © fokke baarssen/Shutterstock
En los ss. II y I a.C. los etruscos se bañaban aquí, en pozas que se nutrían de 42 manantiales naturales, y veneraban a deidades que aseguraban las propiedades curativas del agua. Las familias más ricas encargaban a artesanos locales esculturas de bronce de Apolo, Higea, Fortuna y otras para custodiar las pozas sagradas. En el s. III d.C. los romanos bon vivants impulsaron la ampliación de las termas, y estas se hicieron tan famosas que se acuñaron monedas de bronce, plata y oricalco para que el emperador romano Augusto (64 a.C.-14 d.C.) las ofrendara a los dioses a cambio de buena salud.
Los objetos votivos hallados en el 2022, del tamaño de un lápiz, que representan a un bebé en pañales, orejas, extremidades e incluso un pene revelan partes del cuerpo y dolencias que etruscos y romanos querían cuidar, aliviar o curar en las aguas terapéuticas. En el 2024 los circuitos guiados por arqueólogos locales serán el preludio de un gran parque arqueológico.
En busca de almas resucitadas
San Casciano dei Bagni. © Roy photo/Shutterstock
El botín etrusco descubierto hasta ahora podrá admirarse en el nuevo museo de San Casciano dei Bagni, que abrirá sus puertas en el 2024 en el Palazzo dell’Arcipretura, del s. XVI, y ofrecerá un recorrido por una civilización enigmática. El nuevo museo, una incorporación muy bienvenida al Museo Civico de Chiusi, La Città Sotterranea (que explora inscripciones etruscas) y las fascinantes exposiciones sobre mujeres etruscas en el Museo Arqueológico de las Termas de Chianciano, podría desvelar por qué aquellos etruscos tan bien vestidos y bien peinados se instalaron en la Toscana en el s. IX a.C. Pero con solo echar un vistazo a los campos dorados de trigo, los pastos floridos, los bosques repletos de jabalíes y los viñedos que se encaraman por las suaves colinas de Valdichiana es fácil entender por qué se quedaron aquí.
Paisaje de la Toscana visto desde las murallas de Montepulciano. © Jarek Pawlak/Shutterstock
El conjunto cimero de casas de piedra medievales de San Casciano, coronado por el campanario de la Chiesa di San Leonardo, es un retrato de la Toscana, igual que los mercados agrícolas y trattorie de kilómetro 0 que se extienden por el valle y que hoy más que nunca se nutren de productos locales: excelente ternera Chianina autóctona del valle, queso pecorino rosso con costra de tomate y buenos tintos Vino Nobile di Montepulciano, que se degustan mejor en un paseo a pie, en bicicleta eléctrica o a caballo entre los viñedos que les dan origen. En el 2024 varias docenas de ellos aparecerán en la red de turismo sostenible Valdichiana Active.
De vuelta a San Casciano no hay más que seguir las señales de "Terme acqua calda" hasta el trío de pilas romanas de piedra de travertino que siguen en uso al pie del pueblo cimero. Bañarse al anochecer en su agua (a unos 40°C) es casi mágico, con la luz de la luna y las estrellas que sumergen al viajero en la fascinante alma resucitada de la Toscana.
La preciada raza Chianina de la Toscana. © Marco Corso/Shutterstock