Bielorrusia en 5 días: descubriendo algunos de sus mejores parajes

Texto por
Greg Bloom, autor de Lonely Planet
Bielorrusia: catedral de Minsk, la capital de Bielorrusia
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Qué hacer en Bielorrusia durante cinco días

Bielorrusia está fuera del radar de la mayoría de los viajeros, pero este rincón poco explorado de Europa oriental ofrece la excusa burocrática perfecta para que lo visiten. Desde 2019, Bielorrusia ha simplificado los requisitos de entrada y permite a ciudadanos de 80 países entrar sin visado durante 30 días siempre y cuando el punto de entrada y salida sea el aeropuerto de Minsk.

Bielorrusia: el castillo de Mir

El castillo de Mir, perfectamente reflejado en las apacibles aguas de un estanque © Greg Bloom / Lonely Planet

 

Es imposible ver todo el país en cinco días, pero si se planifica bien la ruta se pueden visitar algunos de los mejores lugares.

 

Destino Bielorrusia

 

Dos días en Minsk, la vivaz capital de Bielorrusia

En los últimos años Minsk se ha hecho famosa como destino alternativo de fin de semana. Si bien los interesantes museos de Minsk y su impresionante panorama culinario y de vida nocturna ofrecen una experiencia muy agradable, una visita de cinco días permite descubrir la Bielorrusia provincial, un territorio llano de castillos de cuento, sinuosos campos de girasoles, schtetls (pueblos judíos) olvidados y bosques encantados.  

Lo primero es la logística. Si la idea es pasar un par de días en Minsk, quedan tres o cuatro días para explorar las provincias. Hay excelentes excursiones de un día usando la capital como campo base y otra opción es poner rumbo a Brest, la agradable ciudad bielorrusa del oeste, donde se puede pernoctar.


Bielorrusia: castillo de Nyasvizh

El impresionante patio interior del castillo de Nyasvizh. © Greg Bloom / Lonely Planet

 

Excursiones de un día desde Minsk

Las principales agencias de alquiler de coches ofrecen sus servicios en la capital bielorrusa. Las normas de tráfico son sencillas y las carreteras provinciales están bien organizadas y tienen poco tráfico. Dos de los sitios que conviene visitar son dos castillos del s. XVI que quedan a 90 min en coche hacia el oeste de la capital, el de Mir y el de Nyasvizh. Ambos están catalogados por la Unesco y son parte del legado de los Radziwill, una familia noble lituana que destacó bajo el Gran Ducado de Lituania.

El castillo de Nyasvizh es un enorme edificio con más de 30 habitaciones que comprende un museo dedicado a la historia de los Radziwill y la zona bajo dominio lituano, polaco y ruso. Su opulento exterior evoca los grandes palacios de época zarista de San Petersburgo. El castillo de Mir impresiona por su aspecto pintoresco; con sus cinco torres reflejadas, impecables, en el estanque vecino, se ha convertido en la imagen del turismo bielorruso. Ambos castillos se hallan a 35 km el uno del otro, por lo cual se combinan en una buena excursión de un día. 

 

Bielorrusia: Museo Stalin Line

Helicópteros expuestos en el Museo Stalin Line © Greg Bloom / Lonely Planet

 

Si apetece pasar otra noche en Minsk –algo muy probable, dada la gran cantidad de restaurantes y la genial vida nocturna–, se puede planificar un segundo día de excursiones desde la capital.

 

Guía Lonely Planet El mundo

Existen varias opciones, pero la primera de la lista debería ser una visita al fascinante Museo de la Línea Stalin, 25 km al noroeste de la capital. Es una impresionante colección de parafernalia de guerra soviética en un extenso descampado que antaño formó parte de la Línea Stalin, un bastión defensivo que se extendía 1000 km sobre la frontera occidental de la Unión Soviética antes de la II Guerra Mundial. Los búnkeres originales se han restaurado e incluso se puede dar un ‘paseo’ a bordo de un tanque soviético. Es una visita casi obligada para los aficionados a la historia de la II Guerra Mundial, y un gran complemento del excelente Museo de la Gran Guerra Patriótica, en Minsk.

El Museo de la Línea Stalin se combina fácilmente con una visita al emotivo monumento conmemorativo de Khatyn, uno de los varios pueblos judíos arrasados por los nazis en la II Guerra Mundial. Si se prefiere visitar un punto de interés menos trágico se puede ir al sur de Minsk, a un par de interesantes museos folclóricos al aire libre: el museo interactivo Dudutki, donde se pueden probar samahon (aguardiente) y salo (grasa de cerdo curada) caseros, y el auténtico Museo de Arquitectura Popular y Estilo de Vida Rural de Azyartso.

 

Bielorrusia: museo folclórico al aire libre Dudutki

Un molino tradicional del museo folclórico al aire libre Dudutki © Greg Bloom / Lonely Planet

 

Rumbo al oeste para pasar dos días en Brest

También es fácil combinar la visita a Minsk con un par de días en Brest. Para ahorrar tiempo y gastos de alojamiento es buena idea tomar un tren nocturno; toda una experiencia. Otra opción es tomar el tren exprés diario de clase business, que parte de Minsk a última hora de la tarde y llega a Brest en menos de cuatro horas.

Brest es la capital provincial más interesante de Bielorrusia, y sus calles peatonales adoquinadas, sus iglesias antiguas y sus parques frondosos resultan el antídoto perfecto a la monolítica Minsk. Al oeste de la ciudad el río Bug traza la frontera con Polonia. Los lugareños no tienen problema en abordar al viajero para entablar conversación en un inglés básico.

 

Bielorrusia: Brest y la iglesia de San Nikolaiv

La cautivadora iglesia de San Nikolaiv de Brest, con 200 años de historia © Greg Bloom / Lonely Planet

 

Con sus excelentes restaurantes y bares y locales nocturnos nada pretenciosos, Brest es ideal para pasar un par de días. Se puede disfrutar de una cena cosmopolita en el mejor restaurante de la ciudad, Jules Verne, y luego unirse a la animada clientela que toma chupitos y baila en Coyote Club o Korova.

La principal atracción de la ciudad es la Fortaleza de Brest, una dispersa colección de museos bélicos y de arte en un conjunto de edificios restaurados del s. XVIII que se halla en la confluencia de los ríos Bug y Mukhavets. Un pequeño grupo de soldados del Ejército Rojo resistió en este el asedio de los invasores nazis durante un mes, convirtiéndose en mitos soviéticos. Un puñado de monumentos de estilo realista soviético, incluido el tristemente célebre Monumento al Coraje, honran la memoria de aquellos soldados.

 

Bielorrusia: Brest y el Monumento al Coraje en la Fortaleza de Brest

El monolítico Monumento al Coraje, en la Fortaleza de Brest © Greg Bloom / Lonely Planet

 

También es posible ir a pie hasta la Fortaleza de Brest desde vul Savetskaya (30 min), la calle central peatonal de la ciudad, por vul Holholya (calle Gogol), un bulevar flanqueado por árboles y estatuas curiosas que adornan las farolas, conocido como Alleya Fonary. En realidad, en Brest se puede ir a pie a casi todas partes, lo cual es una gran parte de su atractivo. 

 

Quinto día en Bielorrusia

El último día en Bielorrusia se puede tomar un taxi para ir al Parque Nacional Belovezhskaya Pushchael último refugio del mamífero más grande que hay en Europa, el bisonte europeo (zubr en bielorruso). La experiencia, como tantas otras en Bielorrusia, se tiñe de nostalgia soviética con circuitos en autobús a la ‘casa’ de Ded Moroz, el Papá Noel soviético. Una opción más gratificante para explorar el parque es alquilando una bicicleta en la entrada (5 €). Si se acierta con la hora (esto es, al anochecer entre octubre y abril), es posible llevarse el premio gordo: ver a un zubr en libertad.

 

Información importante para el viajero:

Se aconseja consultar las alertas y recomendaciones de viaje relacionadas con la COVID-19 antes de viajar a Bielorrusia, en el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación del Gobierno de España y aquí: http://stopcovid.belta.by/

 

Estando en Bielorrusia, aquí van algunas razones para visitar dos países fronterizos:

8 razones para visitar la capital de Lituania

Lo mejor de Polonia: 5 grandes razones para visitarla

 

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