Costa suajili, Tanzania

Texto por
Autores de Lonely Planet
Playa de arena blanca de la isla de Pemba, Zanzíbar
© Robin Batista/Shutterstock
Hace milenios que la costa suajili de Tanzania recibe viajeros. Los primeros llegaron por rutas comerciales a merced del monzón que alcanzaban Arabia, la India y China, y modelaron la cultura local. Hoy pasado y presente se unen de forma inextricable: ruinas envueltas en musgo flanqueadas por modernos hoteles, pescadores en ngalawas de madera que reman a la sombra de ferris de alta velocidad, gente que vende anacardos en las esquinas de rascacielos de oficinas donde se cierran grandes negocios. Es el mejor momento para visitar esta región que mira al futuro con esperanza bajo el liderato de la primera mujer presidenta de Tanzania.

¿Qué no te puedes perder?

  • Viajar al pasado en el yacimiento de Kilwa Kisiwani, Patrimonio Mundial. 

  • Saborear un fragante pilau o un curri de coco en uno de los restaurantes de la Ciudad de Piedra de Zanzíbar. 

  • Pasar una noche en uno de los lodges de la isla de Mafia.

  • Pasear por playas de palmeras cerca de Pangani o practicar esnórquel en un banco de arena. 

Ritmos

Manglares de la isla de Mafia.  © Moiz Husein Storyteller/Shutterstock

Manglares de la isla de Mafia. © Moiz Husein Storyteller/Shutterstock

Nada más llegar hay que dejarse llevar por los ritmos locales. Se puede remar por los calurosos canales entre manglares de la isla de Mafia o visitar pueblos bañados por el sol donde la vida sigue igual que hace siglos; explorar los restos de un palacio con 700 años de historia en Kilwa Kisiwani; maravillarse con los fragmentos de antigua cerámica china que a veces las olas dejan en la playa; pasear por las calles sinuosas de Ciudad de Piedra, en Zanzíbar, con sus puertas de madera tallada y casas hechas de piedra de coral; o disfrutar de un crucero a bordo de un 'dhow', con sus blancas velas hinchadas por la brisa. 

Ciudad de Piedra, Zanzíbar. © Moiz Husein Storyteller/Shutterstock

Ciudad de Piedra, Zanzíbar. © Moiz Husein Storyteller/Shutterstock

También puede uno darse un lujo un par de noches en cómodos lodges, apreciar la cálida bienvenida de las pensiones locales, saborear la cocina costera de especias sutiles y el pweza (pulpo) a la parrilla en mercados a la luz de las velas. Cuanto más se profundiza en el pasado, mejor se conoce la Tanzania del presente y a su gente.

 

La costa

Dos monos colobos rojos en Tanzania. © SanderMeertinsPhotography/Shutterstock

Dos monos colobos rojos en Tanzania. © SanderMeertinsPhotography/Shutterstock

Se impone nadar con tiburones ballena en la isla de Mafia y aprender sobre la conservación del entorno marino local. Escuchar música taarab en Zanzíbar. Explorar calas ocultas y ver clavos secándose al sol en Pemba.
 
En el diminuto Parque Nacional de Saadani, ver elefantes caminando por la arena y flamencos en el delta del río, o poner rumbo al Parque Nacional Nyerere y seguir a guías expertos por lagos poco profundos y palmeras borassus para ver por dónde acaba de pasar un león que perseguía a su presa. Surcar el río Rufiji en un safari acuático mientras el capitán sortea hipopótamos sumergidos en los bajíos, pasa ante cocodrilos que toman el sol en las rocas y señala dónde ver martines pescadores en las empinadas orillas.

 

Mirar al futuro

Panorámica de Dar es Salaam. © Moiz Husein Storyteller/Shutterstock

Panorámica de Dar es Salaam. © Moiz Husein Storyteller/Shutterstock

Las raíces de la costa suajili son largas y sus ramas llegan lejos. La gente se siente cómoda con lo que es y de donde viene, está orgullosa del presente y tiene muchas ideas para el futuro. En Dar es Salaam los atletas locales fijan la vista en las competiciones internacionales. Hay más estudiantes que nunca continuando los estudios superiores y las universidades están al límite de su capacidad. 

En medio de todo esto, el gobierno marca el camino con paso firme y la economía crece. Los emprendedores callejeros no solo venden anacardos: ¿Qué se llega tarde a una reunión y se ha olvidado la camisa de vestir? Se puede comprar una en la esquina del próximo cruce. Hay mucha energía y un ánimo optimista

Nunca ha habido mejor momento para conocer la costa suajili y su gente. Jambo (hola) y karibu (bienvenidos).

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