Granada para principiantes
Que Granada es una de las ciudades más bellas del mundo lo prueban los millones de turistas que la visitan cada año. Así que quien pise por primera vez esta ciudad tiene mucho que descubrir, y los “reincidentes” también encontrarán motivos para regresar.
Qué ver en Granada
1. La Alhambra y el Generalife
La Alhambra desde el mirador de San Nicolás, Granada © Gonzalo Azumendi
Nadie se va de Granada sin visitar la Alhambra, su mayor tesoro y uno de los monumentos más visitados de Europa. No es exactamente un castillo, sino una fortaleza, un recinto amurallado que alberga distintas estancias palatinas. Se completa con los jardines del Generalife, también imprescindibles, situados al sur, en el cerro del Sol, que constituían el lugar de retiro de los reyes. No hay que olvidarse de reservar con tiempo la entrada o será imposible acceder.
2. La catedral y la Capilla Real
La catedral, con medio millón de visitantes anuales, y la Capilla Real, con más de 385 000, ocupan el segundo puesto en la lista de los lugares más visitados en Granada. Fue la propia Isabel la Católica quien decidió construir esta catedral sobre la antigua mezquita mayor y con el modelo de la de Toledo como referencia. Alberga la Capilla Real, donde reposan los restos de los Reyes Católicos, Juana la Loca, Felipe el Hermoso y otros descendientes reales.
3. El Hospital Real
Biblioteca del Hospital Real, Granada © Gonzalo Azumendi
Las carencias sanitarias de la ciudad tras su conquista por los Reyes Católicos en 1492 les llevó a fundar un hospital de enfermos y asilo para pobres sobre los terrenos de un antiguo cementerio musulmán. En un principio estaba destinado a acoger sifilíticos, pero desde 1536 funcionó también como manicomio. Hoy es la sede del rectorado de la Universidad de Granada. Destacan sus ventanas platerescas con emblemas de Isabel y Fernando y del emperador Carlos V.
4. Baños de la Carrera del Darro
“El medio kilómetro más bonito de la tierra”, según Hemingway, que sale de Plaza Nueva y llega al Paseo de los Tristes, ofrece la posibilidad de visitar sus famosos baños árabes. El más conocido, El Bañuelo, tiene más de 1000 años. Nada hará presagiar que la minúscula puerta abierta junto al Darro, frente al puente del Cadí, dará acceso a este hammam, el mejor conservado de Granada. Sorprende su iluminación, a base de tragaluces instalados en los techos abovedados octogonales o en forma de estrella que tamizan la luz exterior recreando un firmamento.
5. Carmen de los Mártires y Carmen Blanco
Fundación Rodríguez-Acosta, Granada © Bobo Boom - www.flickr.com/photos/fotnmc/28213205056
El primero de estos dos cármenes (la vivienda urbana típica de Granada), es un edificio público que encierra uno de los jardines más bonitos de la ciudad y es un secreto incluso para muchos granadinos. Está situado en la colina de la Sabica, en un lugar conocido como campo de Abahul; se le llama también Corral de los Cautivos, en recuerdo de los prisioneros cristianos que permanecieron en las mazmorras árabes.
Cerca se encuentra el Carmen Blanco, que alberga la Fundación Rodríguez-Acosta, un museo de pintura moderna. Desde su creación en 1941 por legado testamentario del pintor José María Rodríguez-Acosta, se dedica a la difusión de la cultura, y puede visitarse todos los días de la semana.
6. El Corral del Carbón
La única alhóndiga nazarí que se conserva íntegra pasaría desapercibida si no fuera por su vistosa fachada, que no puede negar su origen árabe. Es uno de los edificios más antiguos de la época nazarí y uno de los pocos que se conservan en la ciudad baja, tomada por iglesias, conventos y monasterios. En su momento sirvió para la venta y almacenamiento de mercancías, y más tarde albergó un almacén de carbón y un corral de comedias. Hoy en día es sede de un centro de información turística, la oficina de la Orquesta Ciudad de Granada y la librería del Legado Andalusí.
Qué hacer en Granada
7. Leer poesía y escuchar música
Huerta de San Vicente, Granada © Gonzalo Azumendi
Granada es una ciudad que inspira a los artistas: desde el exquisito trabajo de los nazaríes en la Alhambra hasta la obra de su poeta más emblemático, Federico García Lorca. Puede disfrutarse de una visita a la Huerta de San Vicente, residencia estival de la familia García Lorca desde 1926 a 1936, y hoy en día la casa museo del poeta. En ella se podrá ver mobiliario, utensilios y decoración que ayudan a recrear el entorno en el que Federico pasaba los veranos.
Y tampoco puede dejarse de lado la tradición musical de la ciudad: Miguel Ríos, Los Ángeles, Carlos Cano, 091, La Guardia, Los Planetas, Lori Meyers, Lagartija Nick y Enrique Morente y sus hijas, Estrella y Soleá.
8. Pasear por Granada
Granada invita a pasear: el primero puede ser una vuelta el sábado por la mañana por la Catedral, la Plaza de Bib-Rambla con sus puestos de flores, calle Alcaicería y Plaza de Pescadería, donde hay que entrar en una tienda de especias y tomar el aperitivo en Cunini, para terminar en una típica tienda de cerámica granadina.
Otra posibilidad es recorrer la calle Teterías y tomar un té, y luego comprar pastelería árabe en Natura Morisca (Calderería Vieja), un pequeño obrador donde huele a miel, almendras, agua de azahar y sésamo, esos ingredientes que nos transportan a los fastuosos escenarios de las mil y una noches.
Al amanecer o al atardecer, es recomendable ir al Mirador de San Nicolás en el Albayzín, donde están las vistas mejores y más clásicas de la Alhambra. Este punto se llena de turistas, aficionados a la fotografía, vendedores de artesanía y bailaoras de flamenco, y termina convirtiéndose en un espectáculo en sí mismo.
Sacromonte, Granada © Gonzalo Azumendi
Otra vuelta clásica sería comenzar en la Carrera del Darro, seguir por el Paseo de los Tristes y subir por la Cuesta de Chapiz. A la derecha queda el Sacromonte, el barrio gitano donde hay muchos tablaos flamencos que conservan un sabor auténtico; a la izquierda, el Albayzín. En la frontera entre los dos barrios, es obligado tomar caracoles en el Bar Aliatar. Y en el Sacromonte se puede tomar tapas en Casa Juanillo o visitar la Cueva de Juana La Canastera.
El paseo típico de la gente de Granada de toda la vida (sin tantos turistas como en el centro) es la Carrera de la Virgen. Hay que entrar en la Iglesia de la Virgen de las Angustias (patrona de la ciudad) y al final doblar hacia el Paseo de Salón y Paseo de la Bomba, dejando los agradables bulevares burgueses con jardines y el río a un lado, y al otro, chalets de clase alta de toda la vida, algunos reconvertidos en pisos de lujo o edificios de instituciones. Al fondo, destaca la espectacular Sierra Nevada.
9. Volver a la vida de estudiante
Más de 60 000 estudiantes cursan un máster en “tapeo, copas y buena vida” a su paso por la ciudad. Por ejemplo, en El Realejo, el nuevo barrio de moda de la ciudad, conocido como Chuecalejo o Hipsterlejo. Fue el antiguo barrio judío y hoy concentra una zona de bares de tapas que llega hasta las faldas de la Alhambra. Aquí no faltan las tiendas de segunda mano y de alquiler de bicicletas, además de bares de vinos modernos, talleres de constructores de guitarras y pollerías de toda la vida. Es también el barrio de los grafittis.
Qué disfrutar en Granada
10. Desayunar
El Fútbol, Granada © www.cafefutbol.com
Granada tiene una abundante oferta de bares, cafeterías, cafés y todo tipo de establecimientos, y se puede comenzar a disfrutar de ellos desde primera hora del día. Por ejemplo, con las mejores tostadas y churros de la ciudad en la terraza de El Futbol. Y los más golosos pueden optar por ir a la pastelería La Isla para probar los famosos piononos, pasteles originarios de este centenario establecimiento, que deben su nombre al papa Pío IX. También puede probarse la excelente repostería conventual de Granada, por ejemplo en el Monasterio de San Bernardo. Su especialidad son los quesitos de Belén, huesos de santo, rollitos de batata, cocas y roscas. Se compran a través del torno, como toda la vida.
11. Tomar tapas y aperitivos
Hay unos cuantos locales en torno a Plaza Nueva que resultan imprescindibles: por ejemplo, Bodegas Castañeda, donde hay que probar el “calicasa” un típico vermú, El Pilar del Toro, que es un palacete fantástico con un precioso patio interior, o La Trastienda, un centenario bar de quesos y embutidos donde los clientes tienen que atravesar la barra del bar para sentarse.
Para tomar el aperitivo hay dos posibilidades interesantes: Chikito, el bar-restaurante de Luis Oruezabal, un famoso ex futbolista del Granada recientemente fallecido, por donde pasa toda la gente de Granada. Se puede tapear en la barra o cenar en el comedor, y hay que probar su afamada sopa sevillana. O bien el que para muchos es el mejor bar de tapas de la ciudad, La Tana; a su favor hay que decir que no es de los más conocidos y que es imprescindible probar su salmorejo.
12. Comer o cenar en el Albayzín
Huerto de Juan Ranas, Granada © Gonzalo Azumendi
Por ejemplo, con una reserva en el torreón del Mirador de Morayma o en Huerto de Juan Ranas, ambos preciosos establecimientos situados en antiguos cármenes, las casas típicas de Granada, con unas vistas espectaculares. También se puede tomar una fondue frente a una increíble visión de la Alhambra, en el Carmen del Agua.
13. Café y té en los hoteles
La terraza del Hotel Alhambra Palace, construido en 1910, a las faldas de la montaña de la Alhambra y con el barrio judío, el Realejo, a sus pies, ofrece unas vistas que, si uno no puede permitirse pernoctar allí, merecen por lo menos tomarse un café. E igual de encantador resulta sentarse en el patio del Hotel Santa Paula, un antiguo convento en el centro histórico de Granada declarado monumento histórico y artístico, que en el s. XI era una casa morisca y posteriormente, en el siglo XVI, se convirtió en un convento.
Por último, puede visitarse el Parador, un espectacular palacete en el interior de los Jardines del Generalife donde uno se imaginará ser un rey o una reina mora. Fue un antiguo palacio nazarí, convertido en convento por los Reyes Católicos. Hoy es un agradable hotel entre jardines y fuentes que evocan el pasado granadino y la mezcla de lo árabe y lo cristiano.
14. Un gint-tonic
La calle Ganivet es el centro neurálgico de Granada, y entre sus soportales se encuentran, por ejemplo, Tinta Fina o Garbo. Este último está en la planta baja del hotel Meliá y es un espacio con un ambiente acogedor y cómodo, que sirve para cualquier hora, desde un aperitivo temprano hasta cócteles y copas, pasando por café e infusiones.