Conocida por su impresionante casco histórico, que alberga lugares incluidos en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, y por su espíritu universitario, Mons es una de las localidades del oeste de Bélgica que merece la pena descubrir. Un lugar culto, vibrante y con buena gastronomía.
Cuenta la leyenda que quien acaricia la cabeza del mono de Mons con la mano será bendecido por la suerte y tendrá un bebé ese mismo año. La pequeña figura de bronce del siglo XV, situada en la fachada del ayuntamiento, es uno de los emblemas de esta bella ciudad belga, declarada Ciudad Cultural de Valonia en 2002 y que este 2015 ostenta el título de capital europea de la cultura. Es por ello que Mons está preparando más de 300 actos culturales que contarán con el apoyo de otras 18 ciudades belgas y francesas, para descubrir sus emblemas artísticos y arquitectónicos.
En Mons, ciudad universitaria de Bélgica, los ritmos los marcan los trimestres académicos, aunque todo se paraliza para acoger su gran fiesta local, el Doudou (Ducasse de Mons), un festival popular declarado Patrimonio Intangible de la Humanidad, que se celebra desde hace 600 años. Fiestas y exámenes aparte, Mons es una ciudad tranquila y fácil de pasear donde la vida gira en torno a la Grand-Place, totalmente peatonal, donde se alza su imponente ayuntamiento de estilo gótico. Edificado entre 1458 y 1477, alberga la Sala de los Enlaces, con sus techos ornamentados a la italiana, la Sala de los Retratos y un bonito jardín, acondicionado entre 1930 y 1936, que resulta un auténtico remanso de paz.
Desde esta plaza baja la rue d’Havré, donde todavía puede verse como cada artesano marcaba su casa con un blasón representando su oficio. Muy cerca se alza uno de los edificios más singulares de Mons: la colegiata de Sainte-Waudru, cuya construcción comenzó en 1450, prologándose más de doscientos años. En su inteiror se encuentra el carro de oro estilo Luis XVI que se utiliza en la procesión del Doudou y el campanario de 87 metros de altura y 49 campanas.
Cualquier recorrido pasa por las instalaciones de la universidad y los múltiples colegios mayores. Pero Mons tiene además una faceta moderna y transgresora, con un proyecto de Calatrava para su estación de tren, un Museo de Bellas Artes recién remodelado y varios espacios culturales dedicados a nuevas tendencias.
Y no podemos irnos de Mons sin probar algunas de sus especialidades culinarias. Entre los platos típicos se encuentra la soupe montoise, un caldo de carne con verduras estofadas, y las crepés de queso, bechamel y jamón, denominadas ratons du car d‘Or. También tienen algunas de la mejores patatas fritas del país y, en el capítulo de los dulces, las tartas de frutas son exquisitas.
Más información: http://belgica-turismo.es/contenus/mons-la-ciudad-del-amuleto-/es/4290.html