Francia para turistas 'gurmet'

Reims, Grand-est, Francia
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3 rutas en coche para descubrir la mejor gastronomía francesa

Un buen coche, una buena guía y un buen apetito son los ingredientes básicos para lanzarse a recorrer las carreteras francesas y descubrir, por libre, los secretos de una de las gastronomías más famosas del mundo. Los mejores patés, quesos, vinos, champagnes, ostras, trufas o incluso las mejores baguettes del mundo, son el hilo conductor de algunas de las rutas que nos recomienda la guía En ruta por Francia

1. El ‘tour’ de los quesos (Normandía)

Esta es una ruta en coche para probar los quesos normandos más famosos del mundo: el Camembert, el Pont l’Évêque o el Livarot, entre otros muchos. El paseo gastronómico por esta zona del norte de Francia nos llevará además a conocer algunos de los lugares más emblemáticos de esta costa que inspiró a muchos artistas, al lugar donde ejecutaron a Juana de Arco o a los campos que pisó Ricardo Corazón de León. 

La ruta en coche (515 km) puede hacerse en cinco días deteniéndose en los lugares clave. Podremos partir de Camembert, pasar por Livarot, Pont l’Évêque, Honfleur, Neufchâtel-en-Bray o Les Andalys y terminar en Rouen. 

Algunos de los lugares clave que no hay que perderse en el camino son:

- La Granja Président, en el pintoresco pueblecito normando de Camembert, para conocer los secretos de sus famosos quesos. Aquí también hay un pequeño e interesante museo del queso.

- Livarot, donde nació este otro queso, más famoso en Francia que en nuestro país. Para quemar las calorías de la degustación masiva de quesos, se recomienda un paseo por el pueblo, con sus encantadoras casas de estructura de madera.

- El tranquilo pueblo de Pont-l’Évêque, conocido por su queso desde el siglo XIII.

- La destilería de calvados (licor típico normando) y de sidra Christian Drouin en Coudray-Rabout.

- El pueblo pesquero de Honfleur, que inspiró a muchísimos artistas

- Neufchâtel en-Bray, una pequeña población conocida por su mercado y sobre todo por su queso en forma de corazón.

- El Castillo Gallard, en Les Andelys, construido en el siglo XII por Ricardo Corazón de León a orillas del Sena.

- Rouen, con sus elegantes capiteles, su precioso barrio medieval restaurado y su altísima catedral gótica. Allí juzgaron por herejía a Juan de Arco.

- Algunos restaurantes para probar la gastronomía normanda, como Le Bréard, en Honfleur o Les Nymphéas, en Rouen.

2. La Dordoña ‘gurmet’

Cuna del foie gras y de la trufa negra, la Dordoña es uno de los mejores lugares para saborear exquisiteces francesas. Esta región rural piensa con el estómago y una ruta gastronómica por sus carreteras puede incluir casi todos sus productos-estrella, desde nueces y trufas a buenos vinos y foie gras.

La ruta en coche (138 km) es perfecta para hacer en tres días en coche, partiendo de Sariat-le Canéda, entre los puestos de sus carismáticos mercados callejeros, hasta Gageac-et Roullac. Pasaremos por lugares como Carsac-Alilac para conocer cómo se hace el mejor foie gras, por St-Cyprien, donde se cultiva la esquiva truffe noire, o por Bergerac, el lugar perfecto para educar el paladar con sus famosos vinos reserva.

Los puntos clave de la ruta que no hay que perderse son:

- Sarlat-la-Canéda, una localidad de color miel que cuenta con un maravilloso mercado callejero los sábados por la mañana: boletus, terrinas de pato, foie gras, nueces e incluso trufas negras, todo un despliegue para hacerse la boca agua. También hay un mercado nocturno los jueves y un mercado cubierto permanente.

- Sainte-Nathalène, donde degustaremos la humilde nuez de Dordoña, esencial en muchas recetas regionales y base de licores muy especiales. En el Moulin de la Tour, el último molino de agua activo de la región, se puede ver cómo se elabora el aceite de nueces.

- Carsac-Aillac, centro de la industria del foie gras de Dordoña. Por la carretera veremos muchas granjas de ocas, algunas de las cuales ofrecen visitas guíadas y degustaciones. En la de Carsac-Aillac muestran el polémico método de la crianza de ocas y venden foie gras casero.

- La Roque Gageac, un buen lugar para quemar las calorías ganadas haciendo piraguismo por el río Dordoña. Un lugar precioso y pintoresco.

- St- Cyprien, otra parada para probar una joya gastrómica de la región: la trufa negra. La temporada es de diciembre a marzo, cuando además se organizan excursiones para ver cómo se recolectan y también se celebran mercados de la trufa por toda la Dordoña.

- Bergerac, una parada obligada para los amantes del vino.

- Creysse, también con viñedos abiertos al público y visitas guíadas con cata.

- Gageac-et-Rouillac, con los viñedos más amplios de la zona.

- Algunos buenos restaurantes para degustar todas estas especialidades, como Le grand Bleu, en Sarlat, con dos estrellas michelín y una cocina creativa de lujo, o La Ferme de Biorne, en Bergerac, que cría las aves que luego sirve en sus platos.

3. Días de vino y ostras: de Burdeos a Arcachon

Una ruta ideal para quienes aprecian las exquisiteces de la vida: grandes vinos, fabulosa cocina regional y apacibles carreteras por la campiña, entre viñedos y chateaux. En cinco días podremos recorrer 245 kilómetros que nos llevarán desde los elegantes bulevares de Burdeos, hasta Arcachon, para comer ostras junto al mar. Entre uno y otro punto, habremos pasado por algunas de las bodegas y de los viñedos más famosos del mundo. Una refinada ruta culinaria casi irresistible para espíritus gourmets.

Como etapas-clave de esta ruta, no hay que perderse:

- Burdeos, una ciudad magnífica, con comida sublime, bebidas divinas y largos días de sol. Su historia se remonta a la época de los galos y los romanos, como nos cuentan en el impresionante Musée d’Aquitania. La ciudad es famosa por sus grandes edificios, monumentos elegantes y también por sus restaurantes. Una experiencia típica bordelesa es pasar el sábado comiendo ostras y bebiendo vino blanco en uno de los puertos del Marché des Capuchins.

- Al noroeste de Burdeos, en Pauillac, en la orilla oeste del estuario de la Gironda, crecen algunos de los mejores viñedos de Burdeos. Alí, en la ribera se encuentra esta localidad portuaria, rodeada por los viñedos de las demonimaciones de origen más famosas del mundo, incluidos los famosos Mouton Rothschild, Latour y Lafite Rothschil.

- Château Lanesan, uno de los muchos châteaux de la zona con varios circuitos guiados.

- Blaye, una ciudadela defensiva espectacular, construida en el s. XVII por Vauban, el maestro constructor de fortalezas. Es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

- St-Émilion, una aldea medieval que se alza por encima de viñedos y que es célebre por producir tintos con cuerpo. Es la más atractiva de las aldeas vinícolas de la región.

- Gujan Mestras, para descansar entre tanta cata de vino. Está en la costa y nos invitará a probar unas maravillosas ostras en pintorescos puertos, como en Port de Larros, donde venden ostras de cultivo local en pequeñas chozas de madera.

- Arcachon, una localidad de costa a la que van los franceses de veraneo desde finales del s. XIX. Su playa de arena es de lo más animado. El itinerario puede concluir en la duna du Pilat, que se extiende desde la boca de la bahía de Arcachon hacia el sur durante unos 3 km. Es la más grande de Europa y crece hacia el este unos 4,5 m por año. Las vistas desde lo más alto son magníficas. 

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