Para conocer esa Argentina que la mayoría de los turistas nunca visitan hay que viajar por la famosa carretera de la Patagonia, la Ruta Nacional 40, que recorre el país de norte a sur y llega hasta las zonas más remotas por un camino impredecible de 5000 kilómetros. Los que deseen experimentar la ruta en estado puro deben darse prisa antes de que terminen las obras de asfaltado: al fin y al cabo, su estado natural de “carretera a ninguna parte” ha inspirado a escritores como Bruce Chatwin o a forajidos como Butch Cassidy.
La carretera patagónica es uno de las 70 grandes rutas que Lonely Planet ha seleccionado en su libro Grandes viajes, publicado recientemente en español por geoPlaneta.
Se llama oficialmente Ruta Nacional 40 (RN 40) y se inicia al norte del país, al sur de la frontera con Bolivia; llega hasta la Tierra del Fuego, en el sur. Para recorrerla entera hay que combinar varios vehículos, ya que parte de la carretera está sin asfaltar.
Dejando a un lado El Calafate y El Chaltén, la RN 40 es tierra de nadie. Discurre paralela a la columna dorsal de los Andes, donde las gasolineras son como oasis y los camiones levantan grandes polvaredas. Esta es una de las setenta rutas que Lonely Planet incluye en su libro Grandes viajes.
Desde la butaca podemos soñar con esta mítica carretera e inspirarnos leyendo, por ejemplo, dos libros de viaje imprescindibles: En la Patagonia, de Bruce Chatwin y El viejo expreso de la Patagonia, de Paul Theroux; o viendo películas argentinas como La historia oficial, de Luis Puenzo o Historias mínimas, de Carlos Sorín.
Una vez inspirados para ponernos en camino, Lonely Planet recomienda en Grandes viajes cuatro experiencias únicas:
- Dejarse hechizar por el mágico glaciar Perito Moreno y estremecerse con los icebergs que se derrumban con un tremendo estrépito.
- Explorar el milenario bosque del Parque Nacional Los Alerces.
- Subir la trepidante cordillera Fitz Roy, cerca de El Chalén.
- Contemplar las ballenas francas australes en la reserva faunística Península Valdés.
- Jugar a ser un gaucho cabalgando a campo abierto dándose un banquete de cordero asado en una estancia.