Isla Kangaroo, Australia

Texto por
Autores de Lonely Planet
Remarkable Rocks.
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La isla Kangaroo (o KI, como la llaman los isleños) es un mundo aparte que desconcierta y embriaga. A solo 40 min de avión desde Adelaida, capital de Australia Meridional, es la tercera isla más grande del país y empequeñece a islas como Singapur o Bali, pero sorprende lo aislada que está. Más grande de lo que parece y con una costa extensísima (540 km), es un lugar que el viajero tendrá casi a su entera disposición. La isla invita a disfrutar de sus productos únicos, conocer la fauna australiana y descubrir algunas de las mejores playas del país.
 

¿Qué no te puedes perder?

  • Participar en un taller de mezcla de ginebras en KI Spirits, la destilería más antigua de Australia.

  • Recorrer una estrecha red de cuevas en la bahía de Stokes, la entrada a una de las mejores playas "secretas" de Australia. 

  • Hacer una ruta guiada por la playa en el Seal Bay Conservation Park, con suerte se podrán ver leones marinos y sus crías.

 

La isla santuario

Paraíso de la fauna, su condición de isla remota la ha convertido en santuario de especies autóctonas y amenazadas. Es posible ver canguros saltando por la carretera, koalas durmiendo la siesta en los eucaliptos o toparse con una espinosa y adorable equidna que se desliza en silencio entre los matorrales. En las aguas turquesas de la isla viven delfines, pingüinos y el singular dragón de mar foliáceo; son ideales para la práctica del buceo y el esnórquel.

Seal Bay Conservation Park. ©Andy333/Shutterstock

Seal Bay Conservation Park. ©Andy333/Shutterstock

La isla también alberga una de las mayores colonias de leones marinos de Australia, y en el Seal Bay Conservation Park los visitantes pueden pasear por la playa y conocer de forma responsable a estas especies que retozan y descansan.

Hay grandes extensiones atravesadas por carreteras sin asfaltar y en las que apenas hay cobertura de móvil, y eso forma parte de la magia del lugar: aquí el tiempo esquiva el caos cotidiano y permite conectar con el entorno sin distracciones.

 

Resurgir de las cenizas

Los devastadores incendios del llamado "Verano Negro", entre los años 2019 y 2020, fueron los peores de la historia de la isla y diezmaron la mitad del territorio. El daño causado a la fauna autóctona, el ganado y los medios de vida fue atroz, pero la naturaleza, como los isleños, tiene una gran capacidad regeneradora y la recuperación empieza a ser evidente. Así, los visitantes tendrán la oportunidad única de ver en primera persona el renacimiento del paisaje.

Admirals Arch, en el Flinders Chase National Park. Phuong D. Nguyen/Shutterstock ©

Admirals Arch, en el Flinders Chase National Park. Phuong D. Nguyen/Shutterstock ©

En una ruta en coche por el extenso  Flinders Chase National Park, de camino a los grandes puntos de interés natural de la isla, Remarkable Rocks y Admirals Arch, se aprecia el follaje de color verde intenso que brota a los pies de los árboles ennegrecidos, cuyas ramas retorcidas y desnudas buscan el cielo. Con la reapertura, en el 2024, de un centro de visitante en la principal entrada de Flinders Chase, el parque que se regenera tendrá una nueva y flamante puerta de acceso.

 

Empaparse del paisaje

La recuperación de la isla es tan económica como natural. En el 2024 la ampliación del servicio de ferris desde la localidad continental de Cape Jervis hasta el bello enclave costero de Penneshaw permitirá que más viajeros descubran la belleza epicúrea de la isla.

Cala de Western River, en la costa norte. Greg Brave/Shutterstock ©

Cala de Western River, en la costa norte. Greg Brave/Shutterstock ©

Comer en KI es, principalmente, cuestión de ubicación. Ya sea tomando un vino espumoso rosado en la Bay of Shoals Winery viendo pasar veleros por la bahía; saboreando un riquísimo helado, una buena cerveza o suavísimas palomitas con miel silvestre australiana de la cepa más pura del mundo de abejas italianas; o degustando la experiencia culinaria más salvaje del país en Gastronomo, donde las grandes comidas gourmet se sirven bajo las enormes y retorcidas ramas de una higuera con 120 años de historia, la isla Kangaroo es un lugar mágico y maravilloso que seduce los sentidos a la vez que satisface el estómago.

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