Malta

Texto por
Brett Atkinson, autor de Lonely Planet
Blue Lagoon, Malta.
©Matthew Mirabelli/Lonely Planet

Por qué visitar Malta

En pleno corazón de la Europa mediterránea, Malta es uno de los países más pequeños del continente europeo y, sin embargo, posee atracciones que abarcan una historia fascinante, actividades al aire libre relajantes y vigorizantes, y una cocina influenciada a lo largo de los siglos por diversas culturas e imperios. Se puede descubrir el espléndido patrimonio artístico de la Orden de Malta en el paisaje histórico de La Valeta antes de adentrarse en la cosmopolita oferta gastronómica de la capital maltesa del s. XXI. Gozo y la diminuta Comino invitan a activarse con el senderismo y el kayak, las mejores formas para recorrer la escarpada costa de las islas más pequeñas del archipiélago. 
 

Cuándo ir

Temporada media (mar-may y sep-oct)

  • Se evita el calor del verano y las multitudes turísticas. 
  • Hay buenas ofertas de alojamiento.
  • Pascua y la Semana Santa se celebran con tradición y fervor.
  • Se celebran eventos con fuegos artificiales, cultura y música. 

 

Presupuesto diario 

  • Habitación doble en hotel de precio medio: 110-160 €
  • Cena en un restaurante local: 30-50 €
  • Entrada a un museo: 5-10 € 
  • Copa de vino: 7 €
  • Pinta de cerveza: 6 €

 

Itinerarios perfectos

Itinerarios increíbles por Malta

Día 1: Cultura, cocina e historia en la capital maltesa

Con apenas 1 km2, La Valeta es la capital más pequeña de la Unión Europea. Antes de explorar esta península tan compacta, es buena idea tomarse un café de comercio justo en Lot Sixty One: las vistas de Old Theatre St desde las mesas del exterior abarcan hasta las brillantes aguas del Mediterráneo. La concatedral de San Juan, construida entre 1573 y 1578, fue el lugar de culto de los caballeros de la Orden de Malta durante el período en el que gobernaron la isla, que duró hasta 1798. Entre los tesoros se cuenta la pintura que preside la sala, Juan el Bautista, de Caravaggio. Para almorzar hay que recorrer las calles de piedra de color miel hasta llegar a Nenu the Artisan Baker y pedir una deliciosa ftira, un pan plano tradicional cocido en horno de leña y aderezado con alcaparras, olivas y finas hierbas. 

La Valeta. ©Matthew Mirabelli/Lonely Planet

La Valeta. ©Matthew Mirabelli/Lonely Planet

Las construcciones más nuevas, auspiciadas por el título de Capital Europea de la Cultura que La Valeta ostentó en el 2018, incluyen el edificio del Parlamento y la enorme Puerta de la Ciudad, ambas diseñadas por el arquitecto italiano Renzo Piano. A continuación se puede ir a los cercanos Jardines Superiores de Barrakka para ver las salvas ceremoniales que dispara cada día a las 16.00 la Batería de Saludo, una hilera de cañones que tradicionalmente disparaban salvas a modo de saludo a los barcos que visitaban la isla. Las vistas se extienden por todo el Gran Puerto hasta el histórico fuerte de San Ángel. Antes de cenar es buena idea ir a tomar una copa en 67 Kapitali, un bar popular que sirve cerveza artesana de Lord Chambray Brewing, de Gozo. Después se puede cenar en el comedor de piedra, con siglos de historia, de Noni, con estrella Michelin; sirve comida local y de temporada, y entre sus platos destacan especialidades como el confit de conejo con higos pochados.

 

Día 2: El laberinto cimero de Mdina y la gastronomía de km 0

Desde la estación de autobuses de La Valeta, se toma la carretera 52 hacia el interior y se circula durante 30 min en dirección a Rabat. Se desayuna unas pastizzi, unas pastas saladas tradicionales que son el tentempié típico de Malta, en Crystal Palace. Desde los vecinos Howard Gardens, se cruza el puente sobre el foso defensivo en dirección a la ciudad amurallada de Mdina, y se dedica la mañana a explorar callejones estrechos que van a dar a plazas sombreadas y terrazas elevadas con fabulosas vistas de toda la isla. La catedral de San Pablo de Mdina se construyó en el s. XII, mientras que las antiguas criptas y las catacumbas cristianas de Rabat datan de unos 900 años antes. 

Mdina, Malta. ©Matthew Mirabelli/Lonely Planet

Mdina, Malta. ©Matthew Mirabelli/Lonely Planet

Después de degustar queso y vino maltés en el popular Ta’ Doni de Rabat, se toma el autobús nº 201 en dirección oeste hasta los remotos acantilados de Dingli. Se puede disfrutar de una excursión relajante y revitalizante por este promontorio agreste azotado por el viento, pero es mejor hacerlo por senderos costeros bien señalizados. Se aconseja parar en el centro de interpretación para conocer el patrimonio natural, geológico y arqueológico único de esta región. Desde allí un amable paseo lleva hasta el pueblo de Dingli, donde se puede ir a cenar a Diar il-Bniet, un restaurante de km 0 (conviene reservar con antelación tanto para almorzar como para cenar; también ofrecen clases de cocina). Después de cenar se toma el autobús nº 52 de vuelta a La Valeta para saborear una copa en Yard 32, un bar de ginebra íntimo de Strait St, el histórico epicentro de la vida nocturna de La Valeta.

 

Día 3: El histórico bastión de Gozo y los soleados viñedos y olivares 

Desde el paseo marítimo de La Valeta, se toma el Gozo Fast Ferry rumbo a la segunda y menos poblada isla de Malta. Un trayecto de 45 min al noroeste lleva al puerto Mġarr de Gozo, donde se pueden alquilar escúteres, bicis eléctricas y coches para explorar la isla por cuenta propia. Desde el puerto se recorren 22 km hasta la capital de Gozo, Victoria. Los apartamentos independientes situados en las históricas calles peatonales de Victoria son una opción de alojamiento recomendable, y muchos de ellos tienen soleadas terrazas en la azotea. 

Por encima de Victoria se alza Il-Kastell, una ciudadela defensiva que protegió a los habitantes de Gozo de los piratas turcos hasta el s. XVI. En la actualidad el recinto alberga museos de arqueología y naturaleza, y sus muros fortificados contemplan el paisaje de terracota de Gozo. Dentro de la ciudadela, Ta’ Rikardu vende productos locales, incluidos quesos, vinos y miel; es buena idea comprar provisiones para cenar al fresco en el alojamiento.

Ta'Mena Estate. ©Matthew Mirabelli/Lonely Planet

Ta'Mena Estate. ©Matthew Mirabelli/Lonely Planet

Después de explorar Il-Kastell, lo ideal es continuar descubriendo las credenciales gastronómicas y vinícolas de Gozo en Ta’ Mena Estate. Situada unos pocos kilómetros al norte de Victoria, esta empresa familiar cuenta con una tienda de vinos –incluidos los de las variedades autóctonas Girgentina y Ġellewża– y aceite de oliva, alcaparras y tomates secos, todo productos locales. Los circuitos en autobús de las mañanas de los sábados empiezan con visitas a los olivares y viñedos de Ta’ Mena y terminan con una cata de comida y vino. 

 

Día 4: Explorar una costa escarpada rodeada de aguas cerúleas 

Después de unos días comiendo excepcionalmente bien, es hora de activarse en la escarpada costa de Gozo, salpicada de senderos cimeros, calas estrechísimas y formaciones rocosas esculpidas por el viento y el mar. Gozo Adventures organiza actividades de rápel, escalada en roca, senderismo y bicicleta de montaña; y también hay rutas en kayak para explorar la costa dentada de la diminuta Comino, la tercera isla más grande de Malta.

Con transporte propio, explorar la cara agreste de Gozo es una opción realmente interesante. Al sur de Victoria se halla Mġarr ix-Xini, que antaño era el puerto principal de los caballeros de la Orden de Malta en Gozo; una antigua atalaya de piedra protege todavía la esbelta ensenada rodeada de acantilados. Desde el puerto de Mġarr, Mġarr ix-Xini es también una parada de la Xlendi Walk, una ruta costera de 12 km que recorre los escarpados acantilados y las espectaculares calas que bordean la costa sur de Gozo. 

Bahía de Gozo. ©Matthew Mirabelli/Lonely Planet

Bahía de Dwejra de Gozo. ©Matthew Mirabelli/Lonely Planet

Uno de los puntos de interés más destacados de los bordes occidentales de Gozo es la bahía de Dwejra, también atravesada por rutas de senderismo costeras y antigua ubicación de la Ventana Azul, un arco de roca que se derrumbó en el mar en el 2017. Pese a que el arco ya no está, los paisajes costeros de Dwejra siguen siendo solemnes y espectaculares, y hay excursiones en barco para ver el mar interior, una laguna entre acantilados con un túnel que va a parar a mar abierto.

Al norte de Dwejra, el estrecho desfiladero costero de Wied il-Għasri es ideal para practicar esnórquel y nadar cuando el mar está en calma, mientras que las antiguas salinas de Gozo enmarcan la costa más hacia el este en Marsalforn. Desde estas salinas –creadas en época romana y que aún se usan para recolectar sal entre los meses de mayo y septiembre– hay un trayecto de 13 km hasta el Gozo Fast Ferry para regresar a La Valeta.

 

El autor

Brett Atkinson

Pasar un mes en Malta explorando las múltiples capas de su historia, su cultura y su cocina para la guía de Lonely Planet supuso mi tercera visita a este país insular. Es uno de los destinos mediterráneos más fascinantes y siempre será el recuerdo de un viaje especial. 

Instagram: @travelwriternz
Twitter: @travelwriternz

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