País Vasco, España

Texto por
Autores de Lonely Planet
Admirando arte en el País Vasco.
© Lucas Vallecillos / Alamy Stock Photo
El País Vasco (Euskadi) es un lugar de belleza salvaje y cautivadora. La gastronomía local marca la rica, singular y ancestral cultura de la zona junto con el euskera, un remolino de fiestas típicas y mucho más. Es la cuna de la alta cocina española, algo que se percibe en las animadas escenas gastronómicas del Bilbao posindustrial, la elegante San Sebastián y la vibrante Vitoria-Gasteiz, donde también brotan nuevas iniciativas artísticas. Toda la región impulsa iniciativas por un turismo más sostenible y de menor impacto, y también se trabaja en una línea de AVE.

¿Qué no te puedes perder?

  • Gozar de la gastronomía de San Sebastián, comer pintxos o hacer una ruta vinícola.

  • Surfear la mítica ola izquierda en Mundaka, Zarautz y Sopelana.

  • Admirar esculturas y murales en Bilbao paseando junto al Nervión o sumarse a una ruta en bici con Tourné. 

  • Recorrer los acantilados en una ruta costera de San Sebastián a Pasaia o explorar los picos de Anboto y Aizkorri.

 

San Juan de Gaztelugatxe. © Daliusposus/Shutterstock

San Juan de Gaztelugatxe. © Daliusposus/Shutterstock

 

La gloriosa gastronomía vasca

Euskadi es sin duda uno de los lugares del mundo donde mejor se come, no en vano tiene cuatro de los 13 restaurantes españoles con triple estrella Michelin. En cada esquina hay platos memorables, desde el humilde pintxo (una obra de arte en San Sebastián, Bilbao y más allá) hasta la creativa magia culinaria de chefs como Martín Berasategui (el chef español actual con más estrellas Michelin), Bittor Arginzoniz (del Asador Etxebarri) y Juan Mari Arzak y Elena Arzak (el dúo de padre e hija que regenta el Arzak). Por todo Euskadi los grandes chefs siguen innovando e inspirando, a la vez que basan su arte en los productos locales más frescos y en recetas tradicionales que pasan de generación en generación.

Pintxos vascos. © SvetlanaSF/Shutterstock

Pintxos vascos. © SvetlanaSF/Shutterstock

Pero no todo son estrellas Michelin. La cocina vasca también es la tradicional tortilla de bacalao o el chuletón chisporroteante en una sencilla sagardotegi (sidrería); un festín de marisco fresco con vistas a la bahía de Vizcaya, un refrescante txakoli en un bar de vinos chic o una ruta por las bodegas modernas de la Rioja Alavesa.

Otoño en la Rioja Alavesa. © Jesus Ignacio Bravo Soler/Shutterstock

Otoño en la Rioja Alavesa. © Jesus Ignacio Bravo Soler/Shutterstock

 

Dinamismo urbano

En San Sebastián hoteles renovados y galerías nuevas como Villa Magdalena causan sensación junto a playas doradas y la arquitectura belle époque, mientras que el barrio surfista de Gros es cada día más popular. El panorama es muy similar en Bilbao, donde el arte sigue muy en boga, desde el ineludible Museo Guggenheim, diseñado por Frank Gehry, hasta la revitalizada isla de Zorrotzaurre (concebida originalmente por Zaha Hadid), cuyos edificios industriales renacen como espacios culturales.

El Mercado de la Ribera, de estilo art-decó, sigue siendo uno de los grandes mercados, y hay puestos de pintxos por todas partes, como Gure Toki en la Plaza Nueva del Casco Viejo o La Viña del Ensanche, al otro lado del río. La capital del interior de Euskadi, Vitoria-Gasteiz, es una delicia menos turística con un mundo propio de pintxos, una animada escena de arte urbano y galerías excepcionales como Artium.

 

La costa vasca

Surfista en Mundaka. © Alain Kiter/Shutterstock

Surfista en Mundaka. © Alain Kiter/Shutterstock

A lo largo de toda la costa verdísimos campos dan paso a acantilados azotados por el viento de la bahía de Vizcaya. Esta región fue la pionera del surf español en la década de 1960 y hoy toda la costa es un paraíso surfista, de las playas urbanas de San Sebastián a la famosa Mundaka, con su puerto pesquero en la ría de Urdaibai, cerca de Gernika. Otros puntos de interés costeros incluyen Lekeitio (con la mágica isla Garraitz, accesible solo en marea baja), Getaria (pueblo natal del diseñador Cristóbal Balenciaga) y el espectacular islote y ermita de San Juan de Gaztelugatxe (que los fans de Juego de Tronos reconocerán como Rocadragón). Las zonas del interior, menos visitado, están dominadas por sinuosos terrenos agrícolas con pueblos de piedra que salpican el paisaje y rutas senderistas que entrelazan los montes. 

 

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