Praga, República Checa

Texto por
Autores de Lonely Planet
Moldava visto desde el parque Letná.
Pyty/Shutterstock ©
Praga es una vibrante ciudad envuelta en un paisaje urbano gótico que en parte data del s. XIV. Atracciones como el Castillo de Praga y el Puente de Carlos parecen demasiado hermosas para ser de verdad, y quizá también para el bien de Praga. En la última década el turismo se masificó y arruinó el encanto de la ciudad. El confinamiento por el covid-19 dio a las autoridades la oportunidad de reiniciar un turismo que estaba desbocado. Para el 2024 han prometido apostar por el turismo slow, controlar las cifras y promover atracciones en barrios residenciales lejos del centro.

¿Qué no te puedes perder?

  • Relajarse en Náplavka, el mercado agrícola de los sábados junto la ribera del Moldava.

  • Ver art noveau en la Sala Smetana, dentro de la Casa Municipal, el auditorio más impresionante del centro de Europa.

  • Pasear por el parque Stromovka, una zona verde ideal.

  • Saborear una cerveza Pilsner acompañada de goulash y bolas de pan en Lokál. 

Explorar los barrios

Casi todos los puntos de interés clásicos de Praga –el castillo, el puente de Carlos, la plaza de la Ciudad Vieja, el reloj astronómico y el Museo Judío– se concentran en una zona muy compacta del centro histórico. Es lógico que quien visita Praga por primera vez quiera pasar tiempo aquí, pasear por las calles adoquinadas y admirar las maravillas medievales que asoman a cada esquina. Pero Praga ofrece mucho más. Una de las claves del nuevo modelo de turismo slow es animar a la gente a explorar las afueras, los sitios donde los residentes disfrutan de su ciudad.

Reloj Astronómico de Praga. Catarina Belova/Shutterstock ©

Reloj astronómico de Praga. Catarina Belova/Shutterstock ©

Al sur del centro, la ciudadela de Vyšehrad ocupa un pináculo que atrae pocas visitas. La fortaleza, con 1000 años de historia, rivalizaba antaño en esplendor con el castillo de Praga. Hoy su extenso parque ofrece vistas del río y de un evocador cementerio donde descansan los restos de dos grandes compositores del s. XIX, Antonín Dvořák y Bedřich Smetana, y el pintor de art nouveau Alfons Mucha. 

Al sureste del centro, el frondoso barrio residencial de Vinohrady está lleno de interesantes cafés, bares de vinos, restaurantes y pubs, sobre todo en la zona de las paradas de metro Jiřího z Poděbrad y Náměstí Míru, y hay pocos turistas. Es buena idea degustar vinos locales al aire libre en Grebovka, en el parque Havlíčkovy. 

Isla del parque Stromovka. Fabiano Waewell/Shutterstock ©

Isla del parque Stromovka. Fabiano Waewell/Shutterstock ©

Al norte del centro, al otro lado del río Moldava, está Holešovice, el barrio artístico emergente de la ciudad. Presidido por la soberbia colección de la Galería Nacional en el Palacio Ferial y el novísimo Centro de Arte Contemporáneo DOX, la zona ha vivido una eclosión de galerías curiosas y boutiques singulares, y también alberga el parque Letná, cuyos jardines cubren un escarpado risco sobre el río y quedan muy bien en las fotos. Hay una cervecería al aire libre donde se codean residentes y turistas. 

 

Recordando a Kafka

En el 2024 se cumple el centenario de la muerte del escritor praguense Franz Kafka, nacido en 1883. Considerado el padre de la literatura moderna, murió de tuberculosis en una clínica cerca de Viena el 3 de junio de 1924. Nació en una casa cerca de la Plaza de la Ciudad Vieja y pasó casi toda su vida viviendo y trabajando en sitios del casco antiguo. Kafka está enterrado en el Nuevo Cementerio Judío de Praga, en el barrio de Žižkov, y su tumba está marcada por una columna de seis lados, donde una placa recuerda también a sus tres hermanas, que murieron en el Holocausto. 

Varias instituciones y museos, incluido el Museo Judío de Praga y el DOX, organizarán exposiciones para conmemorar la muerte del autor. Otro foco importante será el Museo Franz Kafka en Malá Strana.

Estatua en movimiento de la cabeza de Kafka, por David Cerny. RAW-films/Shutterstock ©

Estatua en movimiento de la cabeza de Kafka, por David Cerny. RAW-films/Shutterstock ©

La relación de Praga a lo largo de los años con su hijo más famoso ha sido complicada. Kafka era un autor judío que escribía en alemán durante una época en la que Praga se convertía a toda velocidad en una ciudad de habla checa. A los oficiales comunistas de las décadas posteriores a la II Guerra Mundial les incomodaban los temas de alienación y burocracia desbocada que trataba Kafka. Dicho esto, el interés local por Kafka ha crecido en los últimos años. Por parte de Kafka, la presencia de Praga es tan palpable en sus obras que la ciudad es casi un personaje más.  

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