Sur de Tailandia

Texto por
Autores de Lonely Planet
El puente más largo de Asia, Aiyerweng, Tailandia.
© lkunl/iStock
Bienvenidos a otra Tailandia: una Tailandia de mezquitas ornamentadas y santuarios místicos donde la melodiosa llamada a la oración se junta con el sonido de las campanas de los templos; donde una cocina halal distintiva y una singular cultura local han surgido tras siglos de polinización cruzada tailandesa, malaya e indo-persa. Bienvenidos a la Tailandia musulmana, un lugar con una cultura rica y fascinante con varios siglos de historia, con leyendas de santos milagrosos y sultanes conquistadores; una región que alberga kilómetros de playas desérticas, pueblos pesqueros tradicionales y parques nacionales cubiertos de jungla.

¿Qué no te puedes perder?

  • Participar en un iftar abierto y comer la comida nocturna que rompe el ayuno.

  • Pasear por la jungla virgen en Singha Nakhon, en busca de las ruinas del sultanato de Singora. 

  • Saborear deliciosos platos locales en el mercado nocturno de Nakhon Si Thammarat.

  • Tumbarse en una playa desierta e intentar avistar al bello delfín rosa, cerca de Ao Khanom.


La Tailandia musulmana

Templo en una colina del sur de Tailandia. © Abdulroheem Lungleengo/Shutterstock

Templo en una colina del sur de Tailandia. © Abdulroheem Lungleengo/Shutterstock

El sur de Tailandia continental es la Tailandia musulmana, hogar espiritual de la segunda comunidad religiosa del país, a menudo marginada. Es la Tailandia sobre la que rara vez se lee, salvo por alguna que otra noticia relacionada con insurgentes problemáticos; pero más allá de los titulares llamativos hay un mundo de mezquitas eclécticas y singulares, de cocina deliciosa y de festivales pintorescos.

Cuanto más al sur se va, más se nota el cambio en la cultura y la gente: todo empieza a parecerse más a la vida del otro lado de la frontera, en Malasia, y la región se nutre de un patrimonio rico en influencias persas, árabes e indo-asiáticas

Es una zona de santuarios dedicados a los santos sufíes hacedores de milagros, venerados por budistas y musulmanes. En las noches sagradas el canto hipnótico de los devotos flota en el aire y la llamada a la oración suena cinco veces al día desde mezquitas con un estilo que casa lo tradicional tailandés con lo islámico clásico.

 

Sultanatos olvidados

Mezquita de Krue-Se. © wan azizi/Shutterstock

Mezquita de Krue-Se. © wan azizi/Shutterstock

Antaño gobernado por sultanes y reinas musulmanas que negociaron con las potencias coloniales europeas e incluso hicieron frente a los históricos imperios tailandeses del norte, el sur ha visto como su fabulosa historia caía en el olvido. Los viajeros pueden adentrarse en las colinas selváticas de parajes como Singha Nakhon para ir en busca de las ruinas de antiguos reinos, como el sultanato de Singora, apartando espesas enredaderas que revelan sus murallas olvidadas y sus fuertes militares, casi enteros, cuyos cañones oxidados todavía apuntan hacia el mar. 

Después está el sur profundo, un lugar donde aún pesa el conflicto pero que es el corazón de la Tailandia musulmana histórica y alberga el monumento islámico más antiguo y simbólico del país: la mezquita de Krue-Se, del s. XVI, cerca de Pattani. Su arquitectura es típicamente persa y se remonta a la edad dorada de la región.

 

La Tailandia tranquila

Aldea de Koh Panyee, en el sur de Tailandia. © N_Sakarin/Shutterstock

Aldea de Koh Panyee, en el sur de Tailandia. © N_Sakarin/Shutterstock

Ignorado por el turismo, el sur posee algunos de los tramos de costa más aislados del país. En sitios como Ao Khanom es fácil tener la playa para uno solo, sin más compañía que la de algún delfín rosado. Es buena idea montarse en un ciclomotor para recorrer los senderos costeros que serpentean entre pueblos pesqueros remotos, donde pescadores adormilados contemplan el mar desde los escalones de pequeñas mezquitas, y pararse en los puestos de té locales, donde señoras con hiyabs estampados ofrecen má·tà·bà y chah (roti relleno y té), un tentempié que árabes e indios conocen bien.

Las provincias del sur, con auténticas ciudades tailandesas como Nakhon Si Thammarat, Surat Thani y Hat Yai, son muy accesibles para el viajero independiente: hay trenes, autobuses, microbuses y ferris que viajan a todos los rincones de la región, tanto para ir en busca de la pantera nebulosa en el frondoso Parque Nacional del Khao Luang como para admirar la bella arquitectura sino-portuguesa del casco antiguo de Songkhla

El sur es la Tailandia anterior a los mochileros: tranquila, económica y con el añadido de una espectacular cultura tailandesa-musulmana.

Pantera nebulosa. © jdross75//Shutterstock

Pantera nebulosa. © jdross75//Shutterstock

 

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