Reikiavik es una metrópolis reducida al tamaño de un pueblo: perfecta para una escapada familiar
Aquí se encuentra todo lo importante para los adultos –museos, iglesias, edificios históricos– y también todo lo importante para los niños, desde piscinas geotermales hasta observación de ballenas.
Veamos ahora algunas de las grandes preguntas. ¿Dónde se exponen espadas vikingas? ¿Hay serpientes en el zoo municipal? ¿Es el helado la dieta nacional? Esta es la guía ideal para explorar Reikiavik con niños.
¿Es Reikiavik un buen destino familiar?
Reikiavik es una ciudad en plena sintonía con los viajeros menudos. Para empezar, es absolutamente segura. Los vecinos dejan a sus bebés durmiendo fuera en sus cochecitos, y en los barrios periféricos los críos de más edad se mueven libremente y se quedan fuera de casa hasta bien tarde en las luminosas noches de verano.
La principal preocupación para los padres es la meteorología. El clima islandés puede ser frío para los pequeños, y los fortísimos vientos de la ciudad causan estropicios en los cochecitos. Por suerte, los autobuses urbanos son gratuitos para menores de 12 años y las actividades en recintos cerrados soportan las tormentas de nieve más prolongadas.
Otra ventaja es que el centro de Reikiavik es llano en su mayor parte, casi sin escaleras que salvar. Las aceras son amplias, así que resulta cómodo moverse por la ciudad, y las distancias lo bastantes cortas para cubrirlas cargando una mochila portabebés: desde el puerto viejo hasta Helmmur, la zona central hay solo 3 km.
La observación de ballenas es una actividad perfecta para una excursión en familia desde Reikiavik © Egill Bjarnason / Lonely Planet.
Qué hacer en Reikiavik con niños
Para organizar un viaje en familia a Reikiavik se pueden tener en cuenta las siguientes actividades:
Visitar el singular zoo de Reikiavik
Reikiavik tiene un zoo o, al menos, algo parecido. El Húsdýragarðurinn municipal es más bien un zoo interactivo con añadidos exóticos: una sala llena de arañas gigantes y serpientes, una piscina con focas anilladas que se alimentan de arenques y un recinto con zorros árticos ─el único mamífero terrestre nativo de Islandia─ que lanzan miradas anhelantes a las vecinas ocas. Al lado mismo, está el popular parque de las Familias, con una impresionante zona de juegos ideal para quemar energías.
Salir a observar ballenas desde el puerto viejo
Avistar la aleta de una ballena desboca la imaginación de un niño, y un circuito de observación de cetáceos es una expedición emocionante incluso prescindiendo de los mamíferos en cuestión. Al organizar un circuito desde el puerto viejo hay que contar siempre con el tiempo: los niños de 5 a 14 años son más propensos al mareo que los adultos. Varias agencias tienen quioscos en el puerto. Como complemento, la exposición Ballenas de Islandia muestra 23 réplicas de tamaño natural de cetáceos del Atlántico Norte.
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La exposición Maravillas de Islandia en el Perlan es una introducción magnífica a los caprichos de la naturaleza isleña © Egill Bjarnason / Lonely Planet.
Subir a una cueva de hielo artificial en el Perlan
El Museo Perlan –conspicuo edificio de Reikiavik encima de los tanques de agua geotermal de la ciudad– presenta una exposición permanente sobre los caprichos de la naturaleza en Islandia. ‘Maravillas de Islandia’ empieza con una cueva de hielo de 100 m de largo construida con 350 toneladas de hielo y cenizas de la erupción del Eyjafjallajökull en el 2010.
La exposición incluye una réplica en realidad aumentada de los acantilados de nidificación de Látrabjarg y salas interactivas que informan sobre volcanes, terremotos y glaciares, mientras que un planetario con tecnología punta recrea el espectáculo de las auroras boreales.
La gente de Reikiavik aprovecha en invierno la playa geotermal de Nautholsvik © Try_my_best / Shutterstock.
Tomar helado
Los islandeses no dejan que el Sol dicte el momento apropiado para comer helado. Si el tiempo permite salir de casa, la gente de la capital corre a las heladerías. Ísbúð Vesturbæjar e Ísbúð Huppu se llevan la palma en helados cremosos de varios sabores mezclados con confites; a los críos les encanta sobre todo el bragðarefur con tres confites a elegir.
Si la calidad importa más que la cantidad, las heladerías Valdís y Omnom, en el puerto viejo ofrecen un tentador surtido de sabores, así como helados de regaliz, muy ricos a pesar de que se pueda pensar lo contrario. Últimamente, los expertos del país ponen por las nubes la nueva Skúbb por la deliciosa cremosidad de sus helados; está cerca de la piscina Laugardalslaug, a 30 min andando del centro (al menos para los adultos).
Los mejores toboganes de Reikiavik
Si se pregunta a un islandés qué hace con sus hijos, la mayoría dará la misma respuesta: ponerles el bañador y lanzarlos (en sentido figurado) a la piscina pública. Cada barrio de Reikiavik tiene su sundlaug: una piscina con calefacción geotermal y completo equipamiento, desde calles para competir hasta pozas termales, e incluso hay pozas públicas en la playa geotermal de Rauthólsvík.
En el centro, Sundhöll Reikiavikur cuenta con una piscina poco profunda, pero lo más divertido para los críos son los impresionantes toboganes de Laugardalslaug, Árbæjarlaug o Sundlaug Seltjarnarness. El mayor complejo de piscinas cubiertas es Ásvallalaug, en Hafnarfjörður, donde también se puede ir a “cazar” elfos. La entrada a las piscinas de Reikiavik cuesta unas 1000/300 ISK (7,90/2,40 US$) para adultos/niños.
Las piscinas son una de las actividades preferidas por las familias en Reikiavik © Arctic-Images / Getty Images.
¡A dar botes!
La mayoría de las bibliotecas de Reikiavik cuentan con pequeños parques para menores de cinco años, entre ellas la Nordic House y Borgarbókasafn. Los complejos recreativos cubiertos son escasos, principalmente por la popularidad de las piscinas como espacios para el esparcimiento.
Una excepción es el Rush Trampoline Park, instalado en un antiguo almacén de 2200 m2, con camas elásticas de distintos tamaños y colores llamativos. Hay que ir preparados para sudar; 1 h de ejercicio en una cama elástica agota a cualquiera, por sorprendente que parezca.
Revivir la historia marítima de Reikiavik
Hubo un tiempo, en un pasado no muy lejano, en que se veía a los niños trabajando en el puerto de Reikiavik (después de una buena faena siempre se necesitaba ayuda en cubierta). Los niños de hoy día pueden revivir virtualmente esa experiencia en el Museo Marítimo de Reikiavik, donde aprenderán habilidades esenciales como distinguir el abadejo del bacalao (en caso de duda, el bacalao es el de la “barba” al estilo samurái). Es un buen sitio para aprender cómo la necesidad de ganarse el sustento en el océano ha moldeado la nación islandesa hasta el presente.
Sentarse con un gato, o con un perrito caliente
El restaurante más popular de Reikiavik es en teoría un puesto de perritos calientes, pero no se queda en eso. El Bæjarins Beztu Pylsur lleva abierto desde 1937, para delicia de los críos de la ciudad y de sus atareados padres, y sus pylsur (perritos calientes) son una exquisitez. Otro establecimiento del centro que encantará a los niños es el café gatuno Kattakaffihúsið, donde los felinos dan la bienvenida a los clientes que entran a tomarse un chocolate caliente.
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Reikiavik cuenta con muchas zonas verdes como el parque Laugardalur © Egill Bjarnason/Lonely Planet
Zonas verdes
No faltan espacios verdes en Reikiavik. En verano, el jardín botánico Grasagarður es muy visitado por padres con niños pequeños. Las familias se reúnen para organizar pícnics y empujar los cochecitos por este tranquilo pulmón verde, y el Flóran Café, en el centro, es un sitio excelente para almorzar.
Cómo explorar Reikiavik con niños
Lo más cómodo para las familias en Reikiavik es alojarse en un apartamento u hotel próximo a Laugavegur y Skólavörðustígur, las dos principales calles comerciales de la ciudad. Para quienes se hospeden más lejos del centro, los autobuses urbanos son gratuitos para niños de hasta 12 años. Es muy sencillo alquilar escúteres eléctricos, pero los cascos son más difíciles de encontrar, a pesar de que los niños están obligados por ley a llevarlos.
Al elegir la época del año para una excursión, recuérdese que en verano el tiempo es perfecto para nadar y hacer excursiones en barco, y el calendario está repleto de actividades para niños. En comparación con otras regiones del país, en Reikiavik nieva poco en invierno, pero una excursión invernal de un día a la Laguna Azul –el famoso complejo de piscinas volcánicas al aire libre de Keflavík– resulta una experiencia memorable.