El elevado pico rojo que domina la isla Uummannaq (en forma de corazón), preside este vistoso pueblo. Las casas se aferran a la empinada orilla, y escalones de madera emulan el juego de la oca con sinuosas carreteras. En invierno, la oscuridad se posa durante dos meses, pero la primavera favorece los trineos de perros. Muchas familias aún dependen de la caza como primera fuente de ingresos, y la prohibición de cazar y pescar en moto de nieve o lancha motora hace del trineo y kayak los principales medios de transporte. Su autenticidad asalta al viajero con el olor de los perros, el pescado puesto a secar y las pieles ondeando en el aire.