Una de las principales reglas del desarrollo urbanístico es: si la ciudad está junto al mar, no puede modernizarse sin antes acondicionar los muelles. Es lo que se hizo con Dublín: se llevó a cabo una importante reforma de la orilla oriental del Liffey –“Canary Dwarf”– y en la actualidad cuenta con una impresionante serie de edificios de oficinas contemporáneos y llamativos edificios públicos.

Lo mejor en un día

Tras fotografiar la Custom House, obsérvese el Famine Memorial de Rowan Gillespie, un poco más al este. Después conviene subir al Jeanie Johnston donde uno se imagina cómo sería el viaje por el Atlántico en busca de una nueva vida en EE UU de las personas que representan esas esculturas.

Se dedica la tarde a ver los puntos de interés: los puentes de los Dockland son ideales para hacer fotos, al igual que el Bord Gáis Energy Theatre y la moderna plaza que hay enfrente. El Grand Canal Dock está bordeado de cafés: se elige uno y se pasa un buen rato.

Después de cenar en Juniors Deli & Cafe o Paulie’s Pizza se asiste a una actuación en el 3 Arena o a un concierto en el Bord Gáis Energy Theatre. En el caso de que no haya programado nada, un pub –por ejemplo, Slattery’s – es una buena consolación.