La avenida más larga de la ciudad, avenida da Boavista, atraviesa Boavista, con sus bares en los terrados, hoteles urbanos y edificios diseñados por Álvaro Siza Vieira y Eduardo Souto de Moura, ganadores del Premio Pritzker. Más allá de la Casa da Música, posmoderna sala de conciertos, hay calles con menos turistas (pero mucho tráfico) que albergan jardines y una sinagoga.
Ningún edificio tiene mayor poder de atracción en Oporto que la Casa da Música, edificio futurista de Rem Koolhaas; véase su vanguardista interior con un circuito. Enfrente, rodeado de tráfico, está el Jardim da Boavista, con sus monumentos, y cerca de allí el Mercado Bom Sucesso, que se llena de tripeiros (portuenses). Hay que sumarse a ellos o ir a por un imaginativo brunch al Urban Cicle Café.
Yendo hacia el oeste se llega a la Sinagoga Kadoorie, la mayor de Portugal, y al Jardim Botânico do Porto, salpicado de estanques.
De noche se vuelve a la Casa da Música a disfrutar de un concierto y de las vistas desde el bar azotea.