En Adís Abeba es fácil tener acceso a una atención sanitaria correcta; en otros lugares del país, no tanto. Es cierto que Etiopía cuenta con un buen número de enfermedades tropicales, pero siempre que el viajero se haya vacunado convenientemente y tome algunas precauciones esenciales, es más probable que tenga diarrea, un resfriado o una infección causada por la picadura de un mosquito que un trastorno exótico, como la enfermedad del sueño.
Tener un seguro de viaje es crucial, pero las pólizas difieren. Siempre debe comprobarse que incluyen todas las actividades previstas. Algunas excluyen específicamente actividades ‘peligrosas’, como rafting, escalada en roca y motociclismo (a veces, incluso trekking).
También hay que averiguar si el seguro efectuará los pagos directamente al centro médico o reembolsará más tarde al viajero los gastos de salud en el extranjero (en Etiopía, lo normal es pagar al médico en efectivo).
También hay que cerciorarse de que el seguro cubre el transporte de emergencia necesario si el viajero debe ser atendido en un hospital de una ciudad importante, en otros lugares de África con mejores instalaciones médicas, o debe ser repatriado en avión y, de ser necesario, con un médico a bordo. Si el viajero necesita asistencia médica, quizá su compañía de seguros le pueda indicar cuál es la clínica u hospital más cercano, o puede preguntar en el hotel; en caso de emergencia, deberá comunicarlo a su embajada o consulado.
Los socios de la African Medical & Research Foundation (www.amref.org) pueden beneficiarse del servicio de evacuación aérea que esta organización presta a sus socios en muchos países africanos, como Etiopía. También facilita traslados en aeroambulancia entre un centro médico y otro. Los fondos aportados por los socios se destinan a prestar asistencia médica a la población local.
Conviene llevar un botiquín para trastornos o lesiones leves, que debería contener lo siguiente:
Dado que en Etiopía predomina la malaria por P. falciparum, no está de más llevar un kit de autodiagnóstico capaz de detectar con solo un pinchazo la presencia de paludismo en la sangre.
En internet hay muchos consejos de salud para viajeros internacionales. Para más información, lonelyplanet.es es un buen punto de partida. La Organización Mundial de la Salud publica Viajes internacionales y salud. Es excelente, se revisa cada año y está disponible on-line: http://www.who.int/ith/es/. También se recomienda que el viajero visite la web sanitaria del Gobierno de su país.
EE UU (wwwnc.cdc.gov/travel)
España (https://www.msssi.gob.es/profesionales/saludPublica/sanidadExterior/salud/viajesInter/home.htm)
Otras webs de interés general:
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (www.cdc.gov/spanish/index.html)
Fit for Travel (www.fitfortravel.scot.nhs.uk) Información actualizada sobre brotes de enfermedades. Muy fácil de usar si ya se está de viaje.
MD Travel Health (www.mdtravelhealth.com) Facilita una guía gratuita completa de recomendaciones sobre salud, por países, actualizadas a diario.
La atención sanitaria en Etiopía varía: Adís Abeba tiene buenas instalaciones, con profesionales médicos bien formados, pero fuera de la capital, es irregular. Es posible que los medicamentos, e incluso los apósitos estériles y fluidos intravenosos, deban adquirirlos los pacientes o sus familiares en una farmacia local. El estándar de atención dental también varía, y hay un riesgo elevado de transmisión de hepatitis B y VIH por el empleo de equipo mal esterilizado. En general, los hospitales públicos de la región ofrecen la atención más económica, pero el equipo médico y los fármacos son más deficientes. Los hospitales de las misiones (donde las donaciones son la forma de pago usual) suelen tener instalaciones mejores. Las clínicas y hospitales privados son más caros, pero, en general, los medicamentos y equipos son más avanzados y el personal está más preparado.
Casi todos los fármacos pueden comprarse sin receta. Conviene adquirirlos en farmacias (en lugar de una ‘tienda de medicamentos’ o un ‘vendedor de fármacos’): son los únicos establecimientos con personal formado capaz de ofrecer un asesoramiento adecuado. Es posible que muchos de los fármacos vendidos en África no surtan efecto: abundan las falsificaciones (suele ser el caso de las pastillas antipalúdicas y los antibióticos caros, como la ciprofloxacina) o que no se hayan conservado en las condiciones adecuadas. Las ciudades más grandes disponen de prácticamente todos los medicamentos, pero en las aldeas remotas se será afortunado si se encuentra paracetamol. Se recomienda encarecidamente que el viajero compre en su país todos los medicamentos que tome para una enfermedad crónica.
Aunque los preservativos pueden conseguirse sin problema (a veces en la habitación del hotel se encontrarán varias cajas, no siempre son fiables: conviene que el viajero los adquiera en su país; es posible que los vendidos en África no sean de buena calidad y que se hayan guardado en condiciones inadecuadas.
Hay un alto riesgo de contraer el VIH por transfusiones de sangre contaminada. La BloodCare Foundation (www.bloodcare.org.uk) envía a sus miembros, en 24 h y a cualquier lugar del mundo, sangre segura y debidamente analizada.
Aunque la lista de enfermedades infecciosas presentes en Etiopía es larga, el viajero debería tener muy mala suerte para contraer alguna de ellas.
Transmitida por la picadura de un mosquito, los síntomas incluyen: fiebre, dolor de cabeza y calambres musculares similares a los de una gripe prolongada; a veces, un sarpullido. Siempre que sea posible hay que evitar las picaduras de mosquitos. Tratamiento: paracetamol (no se debe tomar aspirina) y descanso.
Se transmite por el consumo de alimentos (en especial mariscos) y agua contaminados. Provoca ictericia; rara vez es mortal, puede causar un letargo prolongado y la recuperación es lenta. Si se ha tenido hepatitis A, no debe beberse alcohol en los seis meses siguientes, pero cuando se esté recuperado no habrá problemas a largo plazo. Los primeros síntomas incluyen orina oscura y coloración amarilla de la parte blanca de los ojos; a veces, también fiebre y dolor abdominal. La vacuna contra la hepatitis A (Avaxim, VAQTA, Havrix) se administra en forma de inyección: una dosis única ofrece protección durante un año y una dosis de refuerzo al cabo de un año protege durante 10 años. Las vacunas contra la hepatitis Ay la fiebre tifoidea también se pueden administrar como una vacuna de dosis única: Hepatyrix o Viatim.
Se transmite por sangre infectada, agujas contaminadas y relaciones sexuales; también, de madre a hijo durante el parto. Afecta al hígado, provocando ictericia y ocasionalmente insuficiencia hepática. Casi todo el mundo se recupera por completo, pero algunas personas pueden ser portadoras crónicas del virus, lo que con el tiempo podría derivar en cirrosis o cáncer de hígado. Deberían vacunarse quienes visiten zonas de alto riesgo durante largos períodos o tengan un mayor riesgo social u ocupacional.
Ahora son muchos los países que incluyen la vacuna de la hepatitis B en el calendario de vacunación infantil. Se administra sola o en combinación con la de la hepatitis A (Hepatyrix). Ofrece protección durante al menos cinco años. Se puede administrar a lo largo de cuatro semanas o de seis meses.
El VIH, el virus que causa el sida, es un grave problema en Etiopía y Yibuti. Puede transmitirse a través de la sangre y de productos sanguíneos contaminados, si se mantiene relaciones sexuales con una pareja infectada; por contactos de ‘sangre a sangre’, como el uso de instrumentos contaminados durante una intervención médica, dental, sesión de acupuntura y otros procedimientos de perforación corporal, y por el empleo de agujas intravenosas usadas. Asimismo, una madre infectada se lo puede transmitir a su bebé durante el parto y la lactancia. Actualmente es incurable. Existen fármacos para mantener la enfermedad bajo control, pero son demasiado caros para una inmensa mayoría de los africanos, y los viajeros tampoco pueden obtenerlos fácilmente. Si alguien sospecha que podría haberse infectado, deberá hacerse un análisis cuando haya transcurrido un mínimo de tres meses con respecto a la exposición al virus para permitir que los anticuerpos se muestren en la sangre.
Se transmite a través de los excrementos de roedores infectados, en especial las ratas. Puede causar hepatitis e insuficiencia renal, que puede ser mortal. Es inusual que los viajeros se vean afectados, salvo que vivan en condiciones sanitarias deficientes. Provoca fiebre y a veces ictericia.
La malaria (o paludismo) constituye un grave problema en Etiopía: cada año se registran hasta dos millones de nuevos casos. Aunque no suele estar presente por encima de los 1800 m, se han dado epidemias en zonas que rebasan los 2000 m de altura. La meseta central, Adís Abeba, las montañas de Bale y Simien, y la mayor parte del circuito histórico del norte se consideran zonas seguras, pero no exentas de riesgo.
Para los visitantes de corta duración, es mejor pecar por exceso de precaución. Si se va a viajar a zonas distintas de las indicadas, no hay que pensárselo dos veces: es imprescindible tomar medidas profilácticas.
La malaria está causada por un parásito en la sangre que se transmite por la especie hembra del mosquito Anopheles. Hay varios tipos de paludismo: el causado por P. falciparum es el más peligroso y en Etiopía constituye el 70% de los casos. Las tasas de infección varían según la estación y el clima: conviene comprobar la situación antes del viaje. A diferencia de casi todas las otras enfermedades que pueden afectar al viajero, (aún) no existe ninguna vacuna para la malaria. Sin embargo, hay varios fármacos para prevenirla. Es esencial ponerse en contacto con un centro de atención al viajero internacional: algunos fármacos están más indicados para unos viajeros que otros. La pauta de la malaria resistente a múltiples fármacos está cambiando con rapidez, de modo que lo que se aconsejaba hace algunos años puede que ya no sea válido.
Puede presentarse de varias formas. Los primeros síntomas incluyen dolor de cabeza, fiebre, dolor generalizado y malestar (pueden confundirse con los de una gripe), así como dolor abdominal, diarrea y tos. Cualquier persona que tenga fiebre en una zona palúdica deberá suponer que tiene malaria hasta que un análisis sanguíneo demuestre lo contrario, aunque haya estado tomando la profilaxis recomendada. Si no se trata, la siguiente fase puede desarrollarse en 24 h, sobre todo en caso de malaria por P. falciparum: ictericia, disminución de la conciencia y coma (también conocida como malaria cerebral) seguido de muerte. Es esencial recibir tratamiento hospitalario; aun así, la tasa de mortalidad puede llegar al 10%, incluso en las mejores instalaciones de cuidados intensivos del país.
Muchos viajeros creen que la malaria es una enfermedad leve, que el tratamiento siempre es fácil y funciona, y que los efectos secundarios de los medicamentos antipalúdicos pueden ser más peligrosos que la malaria en sí. En África, por desgracia, no es así. Los efectos secundarios dependen del fármaco utilizado. La doxiciclina puede causar acidez de estómago, indigestión y mayor sensibilidad a la luz solar; la mefloquina (Lariam), ataques de ansiedad, insomnio, pesadillas y (rara vez) trastornos psiquiátricos graves; la cloroquina, náuseas y caída del cabello; y el atovaquone y el clorhidrato de proguanil (Malarone), diarrea, dolor abdominal y úlceras bucales.
Los efectos secundarios no son universales y pueden minimizarse tomando la medicación correctamente, por ejemplo, con las comidas. Además, algunas personas no deben tomar un medicamento antipalúdico concreto; p. ej., si se padece epilepsia no hay que tomar mefloquina; las mujeres embarazadas y niños menores de 12 años no deben tomar doxiciclina.
Si el viajero decide que no tomará ninguna medicación antipalúdica, deberá analizar los riesgos y evitar las picaduras de mosquitos a toda costa (con mosquiteras y repelente de insectos), e ir de inmediato al médico si tiene fiebre o síntomas similares a los de la gripe. Hay quienes son partidarios de tomar productos homeopáticos contra la malaria (p. ej., Demal200), pero aún no hay pruebas concluyentes de que sean eficaces y muchos homeópatas no los recomiendan.
Si se va a viajar a una zona de malaria, en especial con predominio del paludismo por P. falciparum, conviene llevar un tratamiento de reserva: debe considerarse como un tratamiento de emergencia para salvar la vida del viajero y no como una automedicación rutinaria. Solo deberá usarse si no se dispone de asistencia médica adecuada (p. ej., en un lugar remoto), si se conocen los síntomas del paludismo y se sabe cómo utilizar el fármaco. Luego, habrá que acudir lo antes posible al médico para confirmar que el tratamiento ha funcionado.
El tipo de tratamiento de reserva dependerá de las condiciones locales (como la resistencia a los fármacos) y de los fármacos antipalúdicos usados antes del tratamiento de reserva. Es importante, porque hay que evitar contraer una forma de paludismo particularmente grave, como la malaria cerebral, que afecta al cerebro y al sistema nervioso central y puede provocar la muerte en 24 h. Según se ha mencionado antes, en Occidente también pueden adquirirse kits de autodiagnóstico para identificar con un simple pinchazo la presencia de malaria en la sangre.
Se transmite por la mordedura de un animal infectado por el virus o por sus lametazos sobre piel lesionada. Siempre es mortal una vez que comienzan los síntomas clínicos (que pueden darse hasta varios meses después de la mordedura); por ello, la vacunación postexposición debe administrarse lo antes posible. Esta, con independencia de que el viajero haya sido vacunado antes o no, impide que el virus se propague al sistema nervioso central. Si se trabaja con animales hay que estar vacunado, al igual que si se viaja a lugares remotos donde no sea posible conseguir en 24 h una vacuna postexposición. La pauta consiste en tres inyecciones preventivas durante un mes. Si el viajero no ha sido vacunado, necesitará cinco inyecciones a partir de las 24 h (o tan pronto como sea posible) después de la mordedura. Si ha sido vacunado, necesitará menos inyecciones y tendrá más tiempo para buscar ayuda médica.
Se transmite por mosquitos infectados. Los síntomas van, desde los propios de una gripe, hasta una hepatitis grave (inflamación hepática), ictericia y muerte. La vacuna contra la fiebre amarilla se debe administrar en un centro especializado y dura 10 años. Es una vacuna viva y no debe administrarse a viajeros con deficiencias inmunitarias ni a mujeres embarazadas.
Para obtener el visado de Etiopía, hay que llevar un certificado en vigor que acredite la vacunación. Quizá también deba mostrarse a Inmigración al llegar al país. Si un viajero no dispone de él, puede que le vacunen y le recluyan en aislamiento en el punto de llegada durante un máximo de 10 días, o que le repatríen.
Probablemente el viajero la tendrá durante su estancia en Etiopía: es la enfermedad más común relacionada con los viajes; las cifras revelan que al menos la mitad de todos los viajeros la tienen en algún momento. A veces es consecuencia de cambios en la dieta (más especias o aceites). Para evitarla, no hay que beber agua del grifo. Además, las frutas o verduras frescas solo se deben comer cocidas o peladas, y hay que tener cuidado con los productos lácteos (pueden contener leche no pasteurizada). Aunque los alimentos recién cocinados suelen ser una opción segura, los platos o utensilios para servirlos pueden estar sucios: hay que ser muy selectivo cuando se compre comida en los puestos callejeros y siempre hay que asegurarse de que los alimentos cocinados están muy calientes (por fuera y por dentro).
En caso de diarrea, hay que beber en abundancia, preferiblemente una solución de rehidratación oral que contenga (mucha) agua y un poco de sal y azúcar. Una diarrea ligera no requiere tratamiento, pero si se va al baño más de cuatro o cinco veces al día, hay que tomar antibióticos, como las quinolonas (ciprofloxacino o norfloxacino) y, si no hay un baño cerca, un fármaco antidiarreico (como la loperamida). Si hay sangre en las heces, la diarrea dura más de 72 h o va acompañada de fiebre, escalofríos o dolor abdominal intenso, hay que buscar asistencia médica.
Se contrae por el consumo de alimentos y agua contaminados y provoca sangre y mucosidad en las heces. Puede ser relativamente leve y tiende a aparecer gradualmente, pero si se sospecha que se ha contraído, hay que ir al médico para tratarla con antibióticos específicos.
Debido a las altas temperaturas, hay que prestar atención a la ingesta de líquidos y utilizar protección solar. Las picaduras de insectos son comunes, pero fáciles de prevenir, mientras que las mordeduras de serpientes son muy raras.
Suele darse después de una sudoración excesiva y una pérdida de fluidos sin una ingesta adecuada de líquidos y sal. Es común en climas cálidos cuando se hace más ejercicio del habitual antes de la aclimatación completa. Los síntomas incluyen dolor de cabeza, mareos y cansancio. Para cuando se tiene sed, la deshidratación ya ha empezado. Hay que beber agua para producir una orina diluida y pálida. En la depresión del Danakil deben extremarse las precauciones.
Tratamiento: reposición de líquidos con agua o zumo de frutas y uso de agua fría y ventiladores para mantenerse fresco. La pérdida de sales se trata tomando líquidos salados (p. ej., sopa) y añadiendo a los alimentos más sal que de costumbre.
El agotamiento por calor antecede a la insolación, que es mucho más grave: afecta al mecanismo de la sudoración y provoca un aumento excesivo de la temperatura corporal, un comportamiento irracional e hiperactivo y, finalmente, la pérdida de conocimiento y la muerte. Conviene provocar un enfriamiento rápido rociando el cuerpo con agua y abanicándolo. Normalmente también se requiere una reposición urgente de líquidos y electrolitos por goteo intravenoso.
Los mosquitos no siempre transmiten la malaria ni el dengue, pero, junto con otros insectos, pueden causar irritación e infecciones. Para evitarlo, hay que adoptar las mismas precauciones que para la malaria: repelente de insectos (con DEET) para la piel. También hay excelentes repelentes para la ropa: cuando un mosquito aterriza sobre ella, muere.
Las abejas y avispas solo son un problema para las personas alérgicas a sus picaduras (anafilaxis); se recomienda que lleven una EpiPen: inyección de adrenalina (epinefrina) que puede autoadministrarse. Podría salvarles la vida.
Los escorpiones suelen encontrarse en climas áridos o secos. Su picadura puede ser muy dolorosa y a veces comportar la muerte. Si se es picado por un escorpión, hay que tomar un analgésico. Si provoca el colapso, se debe obtener asistencia médica.
Las pulgas y chinches suelen encontrarse en hoteles baratos. Las pulgas también son comunes en los autobuses locales y de larga distancia y en las alfombras de algunas iglesias remotas. Las picaduras se transforman en un abultamiento y provocan picor. Se eliminan pulverizando el colchón con repelente de insectos tras haber quitado las sábanas.
En los alojamientos baratos también abundan los ácaros de la sarna: unos parásitos diminutos que viven en la piel, en especial entre los dedos. Causan una erupción con picazón, que puede tratarse fácilmente con malatión y permetrina, de venta en farmacias.
En esencia, hay que hacer todo lo posible para evitarlas. No se debe andar descalzo, ni meter la mano en agujeros o grietas. Con todo, en el 50% de las mordeduras, el veneno no llega a penetrar en el cuerpo. Lo primero que hay que hacer es no asustarse. Luego, se inmoviliza la extremidad afectada con una férula (p. ej., un palo) y se aplica un vendaje firme, como si se tratara de un esguince. No hay que aplicar un torniquete ni intentar cortar ni succionar la mordedura. Se debe obtener asistencia médica de inmediato para, llegado el caso, administrar un antiveneno.
Bastante común en Etiopía y el Cuerno de África, el consumo en zonas rurales de platos típicos, como kitfo y tere sega (con carne cruda), suele ser la causa. Tras el viaje conviene realizar un análisis de heces para evitar futuros problemas de salud.
Antes y durante el viaje recomendamos que cualquier información relacionada con seguridad, salud, trámites administrativos como la expedición de visados, etc. sea verificada con el Ministerio de Asuntos Exteriores del país del viajero.