Una de las actividades que más está creciendo en Alaska es la observación de osos, preferiblemente cazando y devorando un salmón. Vale la pena visitar al menos uno de los siguientes destinos y seguramente se conseguirá ver uno. 

Uno de los lugares más famosos para ver osos son las cascadas Brooks, en el Parque Nacional y Reserva de Katmai. Aquí se podrá tomar una de las clásicas fotos de Alaska: una docena de osos grizzli encaramados al borde de una catarata, cazando salmones en el aire según remontan el río. En julio hay tantos osos que en cuanto uno baja del hidroavión en Brooks Camp se le lleva a la oficina del parque para una clase obligatoria sobre esos plantígrados, con probabilidades de pasar de camino al lado de un grizzly o dos caminando por la orilla del lago Naknek. 

El Parque Nacional de Denali es un poco más accesible ya que está situado en la red de carreteras. Autobuses lanzadera permiten rastrear el inmenso paisaje buscando osos marrones y negros. No solo se verá uno de estos legendarios animales, sino también probablemente un caribú o un alce americano. 

Se necesita un avión para llegar a Utqiaġvik y Point Barrow y tener así la oportunidad de ver un oso polar en el extremo del mundo. Fotografiar una de estas inmensas criaturas blancas es una experiencia que pocos podrán disfrutar. Un circuito guiado lleva a las afueras de la localidad, donde puede que también se vea alguna morsa.

Para una experiencia más urbana hay que volar a Juneau. No hace falta alejarse mucho de la ciudad para ver a un oso negro devorando un salmón en el Steep Creek, cerca del glaciar Mendenhall. En su defecto se puede hacer un viaje corto en hidroavión al Pack Creek, en la isla del Almirantazgo.

Se puede terminar en el saliente más al sur, en el observatorio de la naturaleza de Anan Creek, 48 km al sureste de Wrangell, uno de los pocos lugares de Alaska donde cohabitan osos negros y marrones.