La Calle Ocho (SW 8th St), la avenida principal de la Pequeña Habana, no solo atraviesa el centro del barrio, sino que también es su corazón. Ciertamente la cubanidad de este barrio se exagera un poco para los visitantes, pero aun así es un lugar evocador para explorar, con el sonido de fichas de dominó, el olor de puros, jazz latino y coloridos escaparates.
El día empieza con un zumo tropical recién exprimido acompañado de cotilleos en Los Pinareños Frutería; luego se aprende una rápida lección de historia mientras se visita el Cuban Memorial Park y después se ve cómo se juegan partidas de dominó en el Máximo Gómez Park.
Se almuerza en el Versailles, uno de los favoritos de siempre de los expatriados cubanos (para llegar hay que ir en coche o tomar un autobús), para después volver al centro de Little Havana para echar un vistazo a los recuerdos, guayaberas y puros de las coloridas tiendas de la Calle Ocho, como Guantanamera, y pasar por el Cubaocho para informarse sobre próximos conciertos y exposiciones de arte.
Hay que cenar pronto en el restaurante El Nuevo Siglo escondido en un supermercado, para terminar la noche con unos mojitos y un poco de música en directo en el Ball & Chain, un local nocturno fiable para pasar una noche divertida. Si no, se toma un taxi hasta el Hoy Como Ayer para una noche en serio de salsa.