No la llaman “Petit” por capricho: esta islita tiene apenas 1,6 km de diámetro. Pequeña, atractiva y muy poco visitada, la Petit Martinique es un sitio ideal para escapar de todo. Con un empinado cono volcánico a 225 m en el centro, apenas queda sitio para mucho más. La solitaria carretera sube por la costa oeste, pero apenas se utiliza: los isleños prefieren caminar. La población vive del mar, ya sea como pescadores o taxistas acuáticos. Con apenas un millar de habitantes, casi todos emparentados, este es un lugar para encontrar paz y tranquilidad.