Es necesario dedicarle al menos un par de horas al Museo de Antropología y conocer algunos de los tesoros más famosos del México prehispánico. A la salida, se cruza la avenida para adentrarse en el bosque de Chapultepec, donde no hay que dejar de ver el lago. Después se puede caminar por el paseo de la Reforma rumbo al centro y, de paso, disfrutar de las exposiciones fotográficas en las rejas de Chapultepec.
Se llega a la Zona Rosa para comer en el Bellinghausen o en Antojitos Los arcos, dependiendo del presupuesto. Tras un paseo y un café por la calle Génova, hay que lanzarse a hacer compras en el Mercado de artesanías Insurgentes o en el Monumento a la Independencia.
Para la noche lo mejor es dirigirse a la calle Milán y una vez allí decidir entre el famoso bar Milán o la cantina Belmont, aunque lo ideal sería visitar ambos.