¿Qué se puede decir sobre Mustique salvo lanzar exclamaciones de admiración? Tómese primero una isla de belleza casi inconmensurable, con playas de fábula y todo lo que cabe esperar en el paraíso, y añádanse a la mezcla alojamientos que rebasan toda expectativa. Con precios reservados a los ricos muy ricos, músicos quemados y estrellas del cine, esta isla es de propiedad privada y la administra la Mustique Company, que garantiza a los huéspedes que el paraíso sigue siendo un retiro privilegiado. Y en efecto lo es, al menos de noche, porque por el día cualquiera puede venir en una excursión, codearse con algún famoso y acabar en la portada de una revista del corazón. Bueno, cabe dentro de lo posible.