La mayoría de los viajeros empieza su odisea brasileña con un vuelo a Río, pero el país cuenta con otros muchos aeropuertos de entrada, así como con fronteras terrestres con todos los países de Sudamérica, excepto Chile y Ecuador.
Los trámites de inmigración y aduanas son bastante sencillos, aunque los ciudadanos de países que requieren visado, como EEUU, deben asegurarse de llevarlo en regla. Desde España no se necesita visado, solo el pasaporte.
Los aeropuertos internacionales más frecuentados por los viajeros son Galeão (GIG) en Río de Janeiro y Guarulhos (GRU) en São Paulo, ambos con conexiones regulares con el resto de los aeropuertos del país. En Salvador (SSA) y Recife (REC) aterrizan unos pocos vuelos directos procedentes de Europa.
La principal aerolínea internacional de Brasil es TAM, que vuela a Nueva York (EE UU), Miami (EE UU), París (Francia), Londres (Reino Unido), Lisboa (Portugal) y siete ciudades de Sudamérica. La Administración Federal de Aviación de EE UU ha evaluado a TAM como de Categoría 1, lo que significa que cumple con todos los estándares internacionales.
En temporada alta (med dic-fin feb), un vuelo a Brasil cuesta unos 300 US$ más que el resto del año.
Pueden ser una buena opción si se piensa combinar el viaje a Brasil con una visita a otros países sudamericanos y abarcar mucho territorio en 30 días sin tener un itinerario fijo.
El air pass Visit South America que ofrecen las aerolíneas de Oneworld Alliance (www.oneworld.com) permite detenerse en más de 60 ciudades de 10 países de Sudamérica. Los precios se calculan en base a los vuelos realizados y la distancia recorrida. P. ej., viajar de Río de Janeiro a Lima cuesta 260US$; de São Paulo a Buenos Aires, 220US$, y de Santiago de Chile a Lima, 200US$.
El air pass Gol South America es válido para viajar con la flota de Gol, que ofrece rutas entre Brasil y Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay, Perú y Bolivia. Las tarifas son de 629US$ más tasas por cuatro vuelos, 822US$ por cinco vuelos y 140US$ por cada vuelo adicional.
Nueve países tienen pasos fronterizos terrestres con Brasil. Además, hay varias localidades fronterizas a las que se puede llegar por río desde Bolivia y Perú. Para entrar en Brasil por tierra desde Colombia o Venezuela, se exige un certificado de vacunación contra la fiebre amarilla y, en su caso, un visado.
El puesto fronterizo más utilizado es el de Puerto Iguazú/Foz do Iguaçu, a 20 h en autobús de Buenos Aires. Más al sur, se puede cruzar por el Paso de los Libres (Argentina) a Uruguaiana (Brasil), donde también llegan autobuses desde Buenos Aires.
Hay autobuses directos entre Buenos Aires y Porto Alegre (250BRL, 18h) y Río de Janeiro (450BRL, 42h). Otros destinos son Florianópolis (315BRL, 25h), Curitiba (370BRL, 34h) y São Paulo (375BRL, 36h).
La frontera más larga de Brasil atraviesa humedales y bosques remotos, y los contrabandistas son sus principales usuarios. Los pasos más importantes están en Corumbá, Cáceres, Guajará-Mirim y Brasiléia.
La frontera más frecuentada es la que une Quijarro (Bolivia) y Corumbá (Brasil), que además es un buen punto de acceso al Pantanal. Quijarro cuenta con un tren diario a Santa Cruz, en Bolivia. De Corumbá parten autobuses hacia Bonito, Campo Grande, São Paulo, Río de Janeiro y el sur de Brasil.
Cáceres, en Mato Grosso (Brasil), tiene una conexión diaria en autobús con Santa Cruz (Bolivia) con parada en la localidad fronteriza de San Matías.
Par ir de Guajará-Mirim (Brasil) a Guayaramerín (Bolivia) solo hay que cruzar el río. De ambas localidades salen autobuses a diversos destinos de sus respectivos países (Guayaramerín también tiene vuelos), pero desde finales de diciembre hasta finales de febrero las fuertes lluvias convierten las carreteras del norte de Bolivia en una quimera.
Brasiléia (Brasil), a 4½ h en autobús de Rio Branco, está frente a Cobija (Bolivia), con conexiones en autobús y avión con el resto de Bolivia. Los autobuses bolivianos se enfrentan a dificultadas parecidas durante la estación húmeda.
Aunque Brasil no limita con Chile, hay autobuses que pasan por Argentina y conectan Santiago de Chile con ciudades como Porto Alegre (415BRL, 36h), São Paulo (446BRL, 54h) y Río de Janeiro (486BRL, 62h).
Leticia, en el río Amazonas, en el lejano sureste de Colombia, está contigua a Tabatinga, en Brasil. Se puede cruzar la frontera a pie, en furgoneta combi o en taxi. Desde Colombia, Leticia solo es accesible en avión. Tabatinga está a un trayecto corto en avión (o a varios días en barco por el Amazonas) desde Manaos o Tefé.
La localidad brasileña de Oiapoque, a 560 km de Macapá en un farragoso trayecto de autobús (120 BRL, 12-15 h), está frente a Saint Georges (Guayana Francesa), en la otra orilla del río Oiapoque. Una carretera conecta Saint Georges con la capital de la Guayana Francesa, Cayena, y hay microbuses a/desde ambas (conviene llegar pronto por la mañana).
Hay autobuses diarios que parten de Boa Vista con destino a Bonfim (Roraima) (26BRL, 1½h), en la frontera con Guyana. Desde allí se hace un breve trayecto en canoa motorizada para llegar a Lethem (suroeste de Guyana; 4BRL).
Viajar por tierra entre Surinam y Brasil implica pasar por la Guayana Francesa o por Guyana.
Los dos pasos fronterizos principales son Ciudad del Este (Paraguay), Foz do Iguaçu (Brasil) y Pedro Juan Caballero (Paraguay), Ponta Porã (Brasil). Hay autobuses directos entre Asunción y localidades como Florianópolis (320BRL, 20h), Curitiba (240BRL, 14h), São Paulo (205BRL, 20h) y Foz do Iguaçu (80BRL, 5h).
Hay al menos un autobús diario entre Rio Branco (Brasil) y Puerto Maldonado (Perú). Cruza la frontera por Assis (Brasil)-Iñapari (Perú) y viaja por la nueva carretera Interoceánica. Otra opción es ir a Assis en autobús desde Epitáciolândia (18 BRL, 2 h) y cruzar el río Acre hasta Iñapari.
El paso más usado por los viajeros es el de Chuy (Uruguay), Chuí (Brasil). Es una sola localidad, y la frontera internacional discurre por el medio de la calle principal. Otros cruces son Río Branco (Uruguay), Jaguarão (Brasil), Isidoro Noblia (Uruguay), Aceguá (Brasil), Rivera (Uruguay), Santana do Livramento (Brasil), Artigas (Uruguay), Quaraí (Brasil) y Bella Unión (Uruguay), Barra do Quaraí (Brasil). Circulan autobuses entre Montevideo y ciudades brasileñas como Porto Alegre (220 BRL, 12 h), Florianópolis (290 BRL, 18 h) y São Paulo (420 BRL, 32 h).
De Manaos salen cinco autobuses diarios a Boa Vista (120 BRL, 12 h), con conexiones a Puerto La Cruz (Venezuela; 240 BRL, 20 h) y luego a Caracas o la isla Margarita.
Los servicios internacionales entre Brasil y Argentina, Paraguay y Uruguay están bastante bien. Salen más caros de lo que cuesta ir en autobús hasta la frontera, cruzarla a pie y tomar otro al otro lado, pero se ahorra mucho tiempo. Si se llega por tierra, hay que asegurarse de llevar los papeles en regla.
Si se planea llevar un vehículo a Brasil, hay que informarse acerca de la documentación necesaria, las normas de circulación y cómo encontrar combustible y repuestos. En la frontera se debe firmar un documento llamado termo de responsabilidade, en el que se relacionan los detalles de la identificación y el domicilio del propietario, el destino y la descripción del vehículo (fabricante, modelo, año, número de serie, color y número de identificación). También hay que depositar un aval bancario (la cantidad la determina la aduana) y firmar una declaración que compromete, en el caso de permanecer más de 90 días, a acudir a la aduana en que se registró la entrada para solicitar una prórroga del permiso, que se deberá presentar al salir. Si el vehículo está en Brasil más tiempo del establecido, podrá ser requisado y perderse la garantía bancaria. Vender el vehículo en Brasil es ilegal.
Desde Trinidad (Bolivia), se puede llegar en barco a Brasil tras cinco días de travesía por el río Mamoré hasta Guayaramerín, frente a la localidad brasileña de Guajará-Mirim.
Unos veloces barcos de pasajeros realizan el trayecto de 400 km (aprox. 100 US$, 8-10 h) por el río Amazonas entre Iquitos (Perú) y Tabatinga (Brasil). Desde Tabatinga, se puede continuar 3000 km río abajo hasta la desembocadura.
En este país de enormes dimensiones, los vuelos ocasionales suelen ser una necesidad y no cuestan mucho más que un billete de autobús de largo recorrido. Si se pretende tomar más de un par, con un abono probablemente se ahorrará dinero. Se recomienda reservar con antelación para temporada alta (Navidad-Carnaval, Semana Santa, jul y ago) y reconfirmar los vuelos con la compañía, pues los horarios cambian con frecuencia.
Brasil cuenta con dos líneas aéreas nacionales, Gol y LATAM (nacida de la fusión entre la LAN chilena y la TAM Líneas Aéreas brasileña), así como con un puñado de modestas compañías regionales. He aquí las principales:
Avianca (0300-789-8160; www.avianca.com)
Azul (0800-887-1118; www.voeazul.com.br)
Gol (0300-115-2121; www.voegol.com.br)
LATAM (0800-570-5700; www.latam.com)
Un Brazil Airpass es una buena inversión si se tiene previsto recorrer mucho territorio nacional en hasta 30 días. Gol ofrece un air pass que permite realizar entre cuatro y cinco vuelos nacionales por 571/733US$, más tasas; cada vuelo adicional cuesta 162US$. El air pass de TAM incluye 4/5 vuelos por 582/772 US$ (532/ 672 US$ si se vuela a Brasil con TAM). Cada vuelo adicional cuesta 170 US$ (120 US$ si se vuela a Brasil con TAM).
Estos abonos hay que adquirirlos antes de partir a Brasil y reservar el itinerario cuando se compren, o pagar penalizaciones por cambio de reservas. Muchas agencias de viajes los venden, como el especialista brasileño en viajes Brol (www.brol.com).
Si por cualquier razón no se usa un vuelo reservado, hay que confirmar de nuevo todos los demás, o podrían quedar suprimidos del ordenador.
En Brasil no se ve a muchos ciclistas en rutas largas. Entre los peligros se cuentan los conductores temerarios, las carreteras sin arcén y la amenaza de robo.
Si a pesar de todo se está decidido a abordar el país en bicicleta, hay que repasar la máquina con lupa antes de partir y llevar un buen equipo de reparación y todo tipo de piezas. En Río hay varias tiendas específicas correctas en las que comprar material y alquilar bicicletas (aprox. 60 BRL/día).
La región de la Amazonia es uno de los mayores bastiones del transporte fluvial de pasajeros del mundo. Los ríos aún cumplen la función de vías de comunicación, con embarcaciones que suben y bajan por todas las corrientes cuyas márgenes están habitadas.
En general, el transporte en autobús en Brasil es excelente. Los horarios de salida se suelen respetar estrictamente, y la mayoría de los vehículos son Mercedes, Volvo y Scania, siempre limpios, cómodos y bien equipados.
Las principales ciudades tienen servicios frecuentes de autobús (en horas punta, cada 15 min sale uno de Río a São Paulo) y hay una cantidad sorprendente de autobuses de largo recorrido. Toda gran ciudad, y muchas de las pequeñas, tienen al menos una estación, conocida como rodoviária.
Hay muchas compañías de autobuses, que en las grandes ciudades compiten por docenas. El recurso más útil para buscar rutas nacionales es Busca Ônibus (www.buscaonibus.com.br).
Existen tres clases principales de autobuses de largo recorrido. La clase convencional o comum es, como su nombre indica, la más común. Los vehículos son bastante cómodos y suelen tener lavabo. La clase executivo o semi-leito es más cómoda (con asientos reclinables), cuesta cerca de un 25% más y hace menos paradas. Por último, los autobuses de la clase leito pueden llegar a costar el doble que los de la clase comum, pero cuentan con asientos totalmente reclinables, sábanas, almohadas, aire acondicionado y, a veces, personal que sirve sándwiches, café, refrescos y agua mineral.
Tengan o no lavabo, los autobuses suelen hacer paradas para comer e ir al baño cada 3-4h.
El aire acondicionado está algunas veces muy fuerte, por lo que conviene llevar un jersey o chaqueta.
Viajar en autobús por Brasil puede resultar caro. De media, un trayecto en clase convencional cuesta 12-15 BRL/h. Ejemplos de tarifas desde Río:
Belém convencional/executivo/leito, 533/615/700BRL (52h)
Florianópolis convencional 236BRL (18h)
Foz do Iguaçu convencional/executivo, 215/240BRL (22h)
Salvador convencional 280/300BRL, (25h)
São Paulo convencional/executivo/leito 92/115/172BRL (6h)
Normalmente se puede sacar el billete en la estación de autobuses para el servicio con salida más inmediata al destino elegido. De todos modos, no está de más comprarlo el día anterior a la salida. El fin de semana, los festivos y de diciembre a febrero, siempre es mejor adquirir el billete de forma anticipada. Quien tenga una cuenta PayPal podrá sacar los billetes en línea en www.clickbus.com.br.
Todos los vehículos deben llevar el registro de matrícula y estar asegurados. Para entrar/sacar un vehículo en el país, es posible que se pida el carnet de passage en douane (una especie de pasaporte del vehículo) o una libreta de pasos por aduana (donde se consignan los datos de la aduana). Para más detalles sobre documentación, conviene informarse en la asociación automovilística local.
Legalmente, el carné de conducir del país de origen del viajero vale en Brasil. No obstante, como seguramente no le será familiar a las autoridades, conviene llevar también un permiso de conducir internacional, que se expide en las jefaturas provinciales y locales de tráfico (pregúntese también en las asociaciones de automovilistas del país de origen), y suele costar el equivalente a unos 15 US$. Los extranjeros no pueden conducir motocicletas a menos que tengan un permiso de conducir brasileño.
El litro de gasolina normal (combustível o gasolina) cuesta unos 3 BRL. Los viajeros que vayan en su propio vehículo deben comprobar con antelación qué repuestos y tipos de gasolina encontrarán disponibles.
Un automóvil pequeño de cuatro puertas con seguro y sin límite de kilómetros cuesta unos 100 BRL al día (130 BRL con a.a.). Se pueden conseguir descuentos si el alquiler es prolongado.
Para alquilar un automóvil hay que tener 25 años (21 en algunas compañías, como Avis), una tarjeta de crédito y el carné de conducir vigente del país de origen (no vale solo con el internacional).
Las tarifas incluyen siempre un seguro mínimo, pero no es mala idea extender la protección por otros 20-40 BRL al día.
No es fácil conseguir un todoterreno en Brasil, y suelen ser bastante caros (más de 200 BRL/día). Alquilar una motocicleta es aún más complicado; si se ha planeado realizar un viaje largo, puede ser más fácil y conveniente comprar una en el país y revenderla al final del camino.
Brasil es un país peligroso para conducir: cada año hay más de 40000 víctimas mortales en accidentes automovilísticos. Algunas carreteras son especialmente peligrosas, como las transitadas autopistas que unen Río y São Paulo, donde el culto a la velocidad es insaciable.
Debido al riesgo de robo, muchos motoristas no paran en los semáforos en rojo por la noche, sino que simplemente deceleran. Esto es especialmente habitual en São Paulo. En las grandes ciudades hay que mantener siempre las ventanillas cerradas y las puertas bloqueadas cuando se esté parado.
Conducir de noche es particularmente arriesgado, puesto que muchos conductores van bebidos y, al menos en el noreste y el interior, las carreteras suelen estar en mal estado. Las curvas mal peraltadas son la norma. Los choques por exceso de velocidad son bastante frecuentes. Siempre se debe reducir la velocidad cuando se entra en una localidad.
Otras dificultades añadidas son la escasa señalización, los imposibles sistemas de un solo sentido, las tormentas tropicales, los conductores que adelantan en curvas sin visibilidad, los reventones (frecuentes, aunque se pueden encontrar suficientes borracheiros, o reparadores de neumáticos, junto a la carretera), y por supuesto la policía que para a los conductores por falsas infracciones de circulación.
Por seguridad, conviene elegir hoteles con aparcamiento interno; casi todos los de precio medio y alto lo ofrecen.
Hacer autostop nunca es completamente seguro en ningún país y no se recomienda. Si finalmente se toma la decisión de hacerlo, es mejor ir en pareja e informar a un tercero de la ruta.
Hacer autostop en Brasil, salvo en el Pantanal y otras zonas en las que es habitual entre locales, es difícil. Hay que decir “Pode dar carona?” (¿Nos puede llevar?). La mejor forma de conseguirlo, es pedírselo al conductor cuando esté fuera del vehículo, p. ej., en una gasolinera o en un área de servicio. Es de buena educación ofrecer al conductor compartir los gastos de carburante.
Desplazarse en autobuses urbanos es una de las mejores formas de empezar a conocer una ciudad, en combinación con un buen plano.
Los servicios de autobuses urbanos en Brasil suelen ser decentes. El billete sencillo cuesta entre 2,50 y 3,70BRL.
En la mayoría de los vehículos se sube por delante y se sale por detrás, aunque en algunas zonas es al revés. Suele haber un cobrador justo a la entrada.
La delincuencia podría suponer un problema: nunca hay que llevar objetos de valor, y conviene pensárselo dos veces antes de tomar microbuses, donde han aumentado las agresiones.
Tanto Río como São Paulo cuentan con excelentes redes de metro. La de Río fue ampliada para los Juegos Olímpicos del 2016. En ambos casos son una manera segura, barata y eficiente de explorar estas ciudades. El billete sencillo cuesta 3,70BRL en Río y 3,50BRL en São Paulo.
Los precios de los taxis son razonables, y son la mejor opción para moverse por las ciudades de noche. Los taxis urbanos suelen tener taxímetro; la bajada de bandera ronda los 5,20BRL y las tarifas suelen costar unos 2BRL/km (más si es de noche o fin de semana).
En los pueblos, no es habitual que los taxis lleven taxímetro, sino que se pacta un precio antes de salir.
Conviene saber cómo llegar al destino y llevar un plano por si se sospecha que el conductor ha tomado un itinerario más largo.
En Brasil, los servicios de trenes de pasajeros prácticamente han desaparecido, si bien hay unos cuantos trayectos que merece la pena realizar. Un viaje espectacular es el de Curitiba-Morretes, que atraviesa la cadena montañosa de la costa y ofrece unas vistas inolvidables. El de Belo Horizonte-Vitória, que pasa por Santa Bárbara y Sabará, también recorre lugares pintorescos.
Existen varios trenes a vapor, cariñosamente conocidos como Maria Fumaça (María Humeante), que funcionan como atracciones turísticas, como el que recorre el trayecto de 13 km entre São João del Rei y Tiradentes, en Minas Gerais. Otro agradable viaje corto, esta vez en tren eléctrico, es el de Ouro Preto-Mariana, de 22km.