Finlandia pasa desapercibida en términos de turismo nórdico, pero esta tierra maravillosamente excéntrica merece un mejor agasajo. Ya sea en la alegre Helsinki, con su luz báltica y sus riquezas culturales, o en busca de las fantásticas auroras boreales en el maravilloso mundo de los renos en el gélido norte ártico, este país parece tocado por la magia.
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✩ El mejor lugar para encontrar la felicidad en parajes salvajes
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Una visita a la felicidad
Año tras año, Finlandia encabeza las listas del informe sobre la Felicidad en el Mundo de la ONU, a pesar de la dura competencia de sus vecinos escandinavos. Quizá es porque se atreve a ser diferente; no se puede evitar sonreír cuando se está en el país más alegre del mundo.
Los finlandeses aprecian el sisu, una cualidad intraducible que incluye ideales de libertad, valentía y fuerza interior. El sisu se expresa en los campeonatos mundiales de cargar con la esposa, y en tostarse desnudo en una sauna –de las cuales hay tres millones para una población de 5,5 millones– antes de azotarse el sudado cuerpo con ramas de abedul. Sisu es sumergirse en un avanto (agujero en el hielo) para darse un baño de infarto porque sí, o caminar por los pantanos infestados de mosquitos árticos para recoger zarzamoras de verano en vez de estar simplemente relajado en la playa. ¿Excéntricos? Sí, pero felices.
Hermoso paisaje al atardecer. Porvoo, Finlandia. ©ArtBBNV/Shutterstock
Adentrarse en paisajes de cuento
Finlandia es la hermana extravagante de las naciones nórdicas, con un idioma de tintes élficos que inspiró a Tolkien y unos paisajes aparentemente rociados con polvo de hadas. En el norte ártico, Lapland satisface las fantasías de la infancia con páramos cubiertos de nieve directamente salidos de Narnia, brillantes auroras boreales y el cuartel general anual de Santa Claus en Rovaniemi. Es un país en la última frontera de la imaginación: aquí los renos vuelan y los mumins reciben su propia isla, Muumimaailma. La interminable luz estival del sol de medianoche y la eterna oscuridad del invierno tienen un efecto profundo en la psique nacional.
Aurora verde, potente y brillante. ©grieta/Shutterstock
Descubrir un paraíso de actividades al aire libre
Con sus brisas bálticas y aire relajado, Helsinki es un trampolín tentador, con una vibrante escena gastronómica, artística y de diseño. No hay que perderse el ritmo relajado de pueblos y ciudades como Turku, con un castillo en la cima y varias islas; la cultural Tampere junto al lago; y la ribereña Oulu con su animada plaza del mercado, Kauppatori. Pero esto es solo el preludio de la verdadera campiña de Finlandia. La expresión "Metsä kuuntelee silloin kun kukaan muu ei" ("El bosque escucha cuando no lo hace nadie más") dice mucho de lo que más aprecian los finlandeses. Ya sea remando por la tierra de los lagos hasta la cabaña donde alojarse a la luz dorada de un atardecer estival, sintiendo el ritmo de la cultura sami de cría de renos en Inari, o percibiendo el frío intenso y escuchando el silencio de los trineos tirados por perros en el norte de Lappland, o caminando con raquetas cuando aparece la aurora, el visitante pronto se da cuenta de que la felicidad finlandesa sintoniza con la naturaleza y está en contacto con el niño que todos llevamos dentro.
Horizonte de la ciudad de Helsinki. ©f11photo/Shutterstock
No te vayas sin…
Descubrir la cultura sami en Lapland. Dejar atrás a Santa Claus y dirigirse a Inari o, más al norte, a Utsjoki, para emprender una excursión en trineo tirado por renos, y escuchar joik (poemas) cantados alrededor de una hoguera en una sencilla tienda lavvu. Recorrer todo el ártico con trineos tirados por huskies, hacer excursiones con raquetas y pescar en el hielo, para luego meterse en una cabaña, iglú o cúpula especial para contemplar las auroras boreales y ver caer silenciosamente los copos de nieve o el espectáculo de las auroras boreales.
