En busca de ballenas: Azores (Portugal)

Escrito por
Annemarie McCarthy

2 Septiembre 2025
2 min de lectura
© Gonzalo Jara/Shutterstock
a cola de una gran ballena de esperma (Physeter macrocephalus). Islas Azores.

Aunque gracias al aumento de las conexiones aéreas, ahora las Azores son más populares que nunca, ningún sitio de este grupo de islas es exactamente lo que se llamaría "turístico". Vastas extensiones de tierra diseccionadas por carreteras bien asfaltadas entre pequeñas poblaciones se extienden lo suficiente para desplazarse sin encontrar un alma (humana, porque hay montones de vacas). 

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El mejor trayecto en barca jamás conocido

Distribuida en nueve islas en medio de la gran inmensidad del océano Atlántico Norte, las Azores son uno de los mejores lugares del planeta para ver ballenas y delfines; los avistamientos están prácticamente garantizados. Zarpan cruceros desde casi todas las islas, pero Ponta Delgada, en São Miguel, es el puerto de salida más popular. 

A bordo del barco, la esperanza está en el aire, templada por la experiencia; como bien sabe cualquier observador de animales, la posibilidad de una decepción forma parte del trato. Aun así, la excitación crece cuando el biólogo marino de abordo explica las posibilidades de ver diferentes especies: delfines, tortugas, orcas, calderones y cachalotes, por citar algunos. Hay que resistirse al tranquilo refugio de la cabina y pasar el mayor tiempo posible en cubierta. Para no perderse ni un instante. Los delfines, naturalmente amigables y dados a aparecer sin previo aviso, se acercan para correr junto al barco y sumergirse frente a la proa. Si el trayecto termina sin ver cetáceos, se puede pedir una segunda oportunidad; la mayoría de los operadores la ofrecen amablemente sin coste. 

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Vista de Ponta Delgada. ©katatonia82/Shutterstock

Elegir el momento de viajar

Entre abril y principios de julio, las ballenas hacen su migración anual y hay más especies en las aguas circundantes, incluyendo las esquivas orcas. Pero el océano que rodea las Azores está lleno de vida durante todo el año y, sí, esto incluye a los simpáticos delfines y calderones. Lo único que puede desalentar es la impredecibilidad del clima, que también es característica todo el año, salvo en los meses de verano. Con trayectos que duran más de 3 h, sin lugar a dudas, al final de la excursión, se bajará del barco con cientos de fotos, una gran historia y el pelo alborotado por el viento. 

El resto de las Azores espera, con su miríada de exuberantes rutas de senderismo, marisco recién pescado y un vino local con un fuerte sabor a aire marino. Pero nada consigue igualar la salida a mar abierto, para hacer carreras con los delfines cantarines.

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Ballena jorobada. ©animal más salvaje/Shutterstock

Momento memorable

Si se mira por la borda en proa, probablemente se verán delfines persiguiéndose y correteando delante del barco. Estarán tan cerca, que la luz del sol se reflejará alternativamente en el agua ondulante y la brillante piel de los delfines al sumergirse y emerger entre olas. Puede que sea lo más cerca que puedan verse delfines salvajes, no hay que sorprenderse si uno siente una experiencia emocional.

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