TOP 5 región #BestinTravel 2016
Solo está a 35 minutos en ferri desde Auckland, pero la isla Waiheke es una utopía de calas, playas, viñedos, sensibilidad bohemia y, sobre todo, diversión.
Se puede reservar una bach (casa de veraneo) y, cuando no se esté catando vinos de alguna de las 30 bodegas de la isla, explorar el lado artístico y aventurero de Waiheke: hay más de 100 artistas dedicados a la escultura, el soplado de vidrio, la pintura y la talla de madera; y la isla es como un gran patio de juegos para los aventureros, con excelentes rutas de bicicleta de montaña, kayak y navegación a vela.
Acurrucada en el golfo de Hauraki y cerca de la isla volcánica durmiente Rangitoto, a tan solo 35 min en ferri desde Auckland, se halla este paraíso de calas secretas, playas preciosas, viñedos sinuosos, alojamientos de lujo y sensibilidad bohemia. Isla Waiheke, conocida como la isla del vino alberga más de 30 bodegas y algunas de las mejores experiencias vinícolas al aire libre que ofrece Nueva Zelanda. Muchas de las bodegas tienen vistas al espectacular perfil urbano de Auckland, y mientras se cata un syrah o un vino rosado, se puede disfrutar del sol, probar los productos locales y descubrir el significado de “el tiempo de Waiheke”. Baco estaría de acuerdo.
El pasado bohemio y hippy de Waiheke aún sigue presente y la isla cuenta con una próspera comunidad artística compuesta por más de 100 artistas, dedicados a la escultura, el soplado de vidrio, la pintura y las tallas de madera. Waiheke es también el patio de juegos de los aventureros, un sitio ideal para la práctica de la bicicleta de montaña, el kayak y la navegación a vela. La isla ofrece una combinación trepidante y embriagadora, desatada y apacible al mismo tiempo, no hay otro lugar así en el mundo. El secreto se ha desvelado y en el 2016 Waiheke dará la bienvenida al mundo con todo lo que tiene por ofrecer, invitando a los visitantes a caer bajo su hechizo.
Reservar una bach. Es lo que hacen los lugareños. Una bach es una casa de veraneo que puede alquilarse por períodos cortos de tiempo y es la base perfecta para explorar la variedad de ofertas de la isla. Hay un montón de baches, más de 450, y pueden reservarse en línea.
Despertarse en verano con el canto de las cigarras y salir a pasear, a pie o en ciclomotor, hasta Palm Beach para empezar el día nadando en las aguas resguardadas y poco profundas de la cala. Después se puede ir a Wild, en Waiheke, a catar cerveza antes de visitar los viñedos para practicar tiro con arco. O deslizarse por la tirolina del zorro volador en pleno bosque autóctono con Eco Zip Adventures antes de visitar bodegas como Mudbrick o Cable Bay y probar el néctar de la isla. Terminar el día codeándose con los lugareños en Oyster Inn, con su cuidada selección de cervezas artesanales y vinos reserva locales, que combina con una carta repleta de productos de la zona y ostras frescas. Dormir, despertarse y repetir.
Las bodegas-boutique de la isla Waiheke y sus salas de cata y restaurantes son unas de las más accesibles de Nueva Zelanda; tras un trayecto de 35 minutos desde Auckland uno puede estar catando el primer syrah. La isla del vino es célebre por su premiado syrah, pero en los viñedos de la zona se hallan variedades como el montepulciano, el pinot gris, el tempranillo o el viognier. Las bodegas ofrecen desde catas sencillas a experiencias de restaurantes cinco estrellas, y es que Waiheke tiene opciones para todos los paladares y bolsillos. Muchos operadores de turismo ofrecen excursiones de un día desde Auckland que incluyen la visita a, como mínimo, tres bodegas. En verano, el popular Vineyard Hopper permite visitar varias bodegas.
La isla Waiheke fue la primera comunidad de Nueva Zelanda que votó por ser zona desnuclearizada. La creencia popular es que aquella decisión ayudó a que todo el país se declarara antinuclear bajo el mandato de David Lange en 1987.
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