Explorar Ipoh, una ciudad renacentista en Malasia
Los barrios ajados de Ipoh por fin recuperan su chispa. La capital del estado Perak de Malasia ha pasado mucho tiempo como la sombra de la ciudad que fue, y los viajeros apenas la tenían presente. Hoy las obras de restauración funcionan a pleno rendimiento, sobre todo en las calles del casco antiguo, y las cafeterías y las casas antiguas de Ipoh preparan su esperado retorno.
Ipoh empezó a sumirse en la oscuridad cuando sus días de gloria, asociados a la minería del estaño, tocaron fin. Cuando los británicos abandonaron Malasia y Perak consiguió la independencia en 1957, los edificios coloniales fueron descuidándose. En los últimos años se ha frenado su deterioro: cafés bohemios empiezan a ocupar las casas de época y los edificios más antiguos resucitan como restaurantes y hoteles. Los visitantes pueden ver arte contemporáneo callejero, cafeterías tradicionales y obras maestras coloniales en una misma calle.
El 'triángulo de oro' colonial de Ipoh
Al oeste del río Kinta, el pequeño pero perfecto casco antiguo de Ipoh alberga los edificios históricos más impresionantes de la ciudad. Bajo el dominio colonial británico, la arquitectura palaciega prosperó en esta zona de Ipoh –como en toda Malasia–, y la parte oeste del casco antiguo es un monumento a la extravagancia colonial.
La estación de trenes de Ipoh, de principios del s. XX, es conocida como ‘Taj Mahal’ gracias a sus flamantes cúpulas blancas, y resulta muy fotogénica vista desde otra joya colonial que tiene enfrente, el Town Hall, de 1916. A cinco minutos andando hacia el noreste se puede ver el majestuoso y blanco Court House de Ipoh, para después andar otros cinco minutos al sureste y llegar a un monumento más polémico, la Birch Memorial Clock Tower. Decorada con frisos que representan a personalidades que van de Buda a Charles Darwin, la torre se construyó en 1909 en memoria del primer residente británico de Perak, James WW Birch. Hoy, la calle sobre la cual se alza lleva, orgullosa, el nombre de uno de los lugareños que asesinó al impopular Birch.
Admirar el resurgir patrimonial de Ipoh en Kong Heng Block
La reinvención radical revive el centro histórico de Ipoh, y sus antiguas mansiones albergan hoy modernos hoteles, cafés y tiendas de artesanía. Sekeping Kong Heng, la zona más animada de la ciudad para alojarse, está en pleno corazón del resurgimiento del casco antiguo. Dentro de este concept hotel, situado en un antiguo albergue de actores de teatro, uno puede alojarse en una habitación antigua o en un cubo de cristal futurista.
Junto a este carismático hotel se hallan los nuevos cafés y puestos de artesanía de Ipoh. Bits & Bobs ha vuelto a poner de moda el ais kepal o iceball, un bloque de hielo picado con sirope. Al más puro estilo retro, este refresco de los años cincuenta se consume en una caja cuadrada de papel. Ipoh Craftnerds vende joyas y piezas de artesanía; y Roquette atrae a una clientela joven amante del buen café.
La historia de Concubine Lane
Turistas y lugareños pasean por el estrecho Lorong Panglima, en pleno centro histórico de Ipoh, pero este callejón de apariencia inocente era antaño un infame nido de opio, apodado ‘Concubine Lane’ por su popularidad como zona de encuentros amorosos furtivos.
A principios del s. XX era el sitio donde las mujeres se reunían con sus amantes casados, a menudo oficiales británicos o ricos comerciantes del estaño. Los más ancianos de Ipoh todavía cuentan historias de bellas damas haciendo gestos tras las cortinas rojas de las ventanas y esposas airadas irrumpiendo en el callejón. Aunque Lorong Panglima quedó abandonado durante las décadas tras la liberación de Malasia del dominio colonial, hoy se ha recuperado como parte de la Ipoh Heritage Trail (hay planos de la ruta cerca de Kong Heng Block), y alberga restaurantes y un hotel muy respetable, 27 Concubine Lane, en una casa familiar china restaurada.
Murales de arte moderno
El artista de origen lituano Ernest Zacharevic se inspiró en el pasado de Ipoh para crear impresionantes murales por toda la ciudad. El arte callejero experimental de Zacharevic, conocido como The Art of Old Town (2014) trae la historia de Ipoh de vuelta a sus calles. Los murales muestran a un anciano tomando café, un trishaw muy cargado o sacos de café colgando de una ventana. Algunas de sus obras de arte incluyen elementos en relieve, como el mural de la niña que intenta alcanzar una jaula. Un paseo por Jalan Market, Jalan Tun Sambathan y Jalan Padang permite ver algunas de las mejores obras de este artista.
Además de las obras de Zacharevic, Ipoh está repleto de arte callejero que parece ir cambiando con las estaciones y la inspiración de los muralistas locales. Tucanes, flores rafflesia, monumentos y retratos de lugareños dan vida a las paredes del casco antiguo, incluso las de los barrios más serios.
La cultura del café en Ipoh
En Ipoh, la elaboración del café se perfeccionó hace años. El café blanco típico de la ciudad, Kopi putih, se hace con granos tostados en margarina y se endulza con leche condensada.
Por toda la ciudad se sirven variedades de este nutritivo brebaje, pero la fórmula original nació en Sin Yoon Loong, que lleva décadas sirviéndola. Quien busque un ambiente espléndido puede ir a Lim Ko Pi, un café-restaurante dedicado a conservar la tradición culinaria de Ipoh. Su café blanco, servido con un desayuno a base de pan a la brasa con mantequilla y huevo, despierta la nostalgia a las generaciones ancianas de la ciudad. El entorno es de época, y es que Lim Ko Pi se halla en un edificio de los años veinte, junto al amarillento Oversea Building, otro tesoro patrimonial de los años treinta.
Finalmente, se pueden comparar los decrépitos comienzos de la cultura cafetera de Ipoh con su reencarnación moderna pasando por la sucursal de OldTown White Coffee en Jln Tun Sambanthan. OldTown nació en 1999, y hoy es una cadena con locales por toda Malasia que populariza el humilde café blanco de Ipoh.
Una espiritualidad de cientos de años
En las afueras de Ipoh hay refugios espirituales centenarios excavados en acantilados calizos. El más famoso es Sam Poh Tong, la cueva donde vivió un monje en la década de 1890, hoy convertido en un enorme recinto de templos. El intenso ambiente de estas grutas sagradas no ha perdido fuelle en más de cien años: los budas de piedra siguen custodiando la entrada de la cueva, mientras las velas parpadean en las sombras.
Cerca de allí se halla Ling Sen Tong, un templo más moderno que alberga un auténtico parque temático de deidades. Devotos y turistas que se sacan selfis se mezclan con el variopinto panteón del templo. De algún modo, esta mezcla de incorrección y veneración, de lo antiguo y lo nuevo, logra que Ipoh caiga de pie.
Cómo llegar
Hay vuelos diarios que conectan el aeropuerto Sultan Azlan Shah de Ipoh con Singapur y Johor Bahru. Para ir a Kuala Lumpur o Melaka, se toma el tren o uno de los autobuses frecuentes. El casco antiguo de Ipoh se puede visitar a pie, y abundan los taxis para ir de excursión fuera de la ciudad.