Sol, arena y siglos de historia en Pafos
Pafos es mucho más que una playa. Los antiguos griegos ya lo sabían, por esa razón fundaron allí su ciudad sagrada, con vistas al brillante Mediterráneo desde el cabo de Kouklia. La Pafos moderna, junto al mar, es casi una ‘recién llegada’, con apenas 2400 años de historia.
La mayoría de los viajeros que visitan Pafos hoy lo hacen atraídos por el mar, la arena y el sol; y Chipre es un país muy soleado, con una media de 326 días soleados al año. Pero en esta isla uno no puede dar más de dos pasos en cualquier dirección sin toparse con una ruina antigua o el escenario de algún mito helénico. Y Pafos no es como Agia Napa o Protaras sino que es una ciudad auténticamente mediterránea, con tiendas rebosantes de hortalizas y patios llenos de macetas de geranios.
Pafos y la cultura
Pafos era una clara candidata a convertirse en la Ciudad Europea de la Cultura 2017 gracias a sus más de 3000 años de historia ininterrumpida. Por su antiguo odeon (anfiteatro) han desfilado actores desde, al menos, el s. II a.C., y el culto a la fertilidad ha permanecido activo en estos cerros con aroma de tomillo desde el Neolítico. No fue una casualidad que los antiguos griegos eligieran este tramo de la costa como el lugar de nacimiento de Afrodita, la diosa del amor.
Cada julio y agosto el odeon de Pafos alberga obras de Esquilo, Sófocles, Eurípides, Aristófanes y otros autores de la antigua Grecia con motivo del International Festival of Ancient Greek Drama, mientras que la ópera toma el castillo de Pafos cada septiembre durante el Aphrodite Festival. En el 2017, la cultura acelerará el pulso con exposiciones de arte, actuaciones públicas y conciertos de música clásica entre las antiquísimas piedras del sinfín de enclaves arqueológicos de la ciudad. En la web de Pafos 2017 se puede consultar el programa de eventos.
Una historia de dos ciudades
La tradición griega de dividir las ciudades en dos se remonta al año 500 a.C., cuando Heródoto y Platón ya hablaban en sus textos de ciudades divididas en comunidades paralelas, la parte kato (“abajo”), en la costa; y la parte ano (“arriba”), en el interior. En el antiguo Mediterráneo infestado con barcos de guerra de imperios belicosos, tenía sentido contar con un refugio en el interior; y en Chipre dicha tradición sigue muy vigente.
Cuando la mayoría de los viajeros hablan sobre Pafos, en realidad se refieren a Kato Pafos, que se extiende alrededor de un puerto natural custodiado por un castillo bizantino, junto a una serie de playas que se han convertido en el destino favorito de los británicos que quieren tostarse al sol. Ano Pafos, o Ktima, 16 km hacia el interior y más elevada, es donde prefieren vivir los lugareños, disfrutando de un clima más fresco y de la tranquilidad que supone estar lejos de los bares y las tabernas turísticas.
Kato Pafos es el típico pueblo turístico mediterráneo, con playa, sombrillas y cafés que abren todo el día, pero no hay que irse muy lejos para encontrar historia antigua. El cabo rocoso al norte del puerto es como un gran parque temático histórico. Las ruinas de la zona arqueológica de Pafos fueron antaño la capital de Chipre, hasta que en el s. IV un terremoto tumbó las columnas y resquebrajó los arcos.
Un sinfín de magníficos mosaicos
Las ruinas arqueológicas de Pafos albergan un buen puñado de tesoros greco-romanos –arcos de columnas, termas, un anfiteatro– pero su principal atracción se halla bajo los pies. La parte más destacada es la Casa de Dioniso, una villa romana cuyos elegantes mosaicos podrían haber aparecido en la portada de una hipotética revista de interiorismo del año 200 d.C. La elaborada decoración del suelo abarca varios temas, desde las estaciones del año hasta representaciones de Dioniso, el revoltoso dios del vino; y las villas vecinas cuentan con mosaicos de Poseidón, Aquiles, y Teseo y el Minotauro.
A un corto paseo de la zona arqueológica se alza la basílica Hrysopolitissa, construida en la época de esplendor de la ciudad, antes de que los temblores de tierra y los piratas árabes arrasaran Pafos. La actual iglesia ocupa solo una pequeña parte de la basílica original, que, como muchas otras iglesias de Chipre, tiene credenciales bíblicas. Una de las columnas del recinto se usó, supuestamente, en el tormento del apóstol Pablo, cuya resistencia a la persecución inspiró al gobernador romano a convertirse al cristianismo.
Si los gobernadores de la antigua Pafos vivían bien, morían rodeados de lujo. Unos 2 km al norte del yacimiento arqueológico de Kato Pafos se descubrieron, hace más de seis siglos, las Tumbas de los Reyes donde se enterraba a los ciudadanos más prominentes. Excavadas en un promontorio rocoso, estos imponentes mausoleos seguían la tradición egipcia de construir las tumbas con la misma majestuosidad de las moradas de los difuntos, con amplios atrios rodeados de columnatas y nichos capaces de albergar a familias enteras. Un viento seco y cálido susurra entre las descuidadas ruinas, a menudo ignoradas por los grupos turísticos.
Conocer a Afrodita
Desde tiempos inmemoriales, los visitantes de Chipre han estado obsesionados con Afrodita, y la antigua diosa griega del amor está para siempre asociada con Pafos. Según el escriba griego al que hagamos caso, esta poderosa dama nació o bien de la unión de Zeus y Dione, o de la espuma del mar después de que Urano, el dios del cielo, perdiera su hombría por un corte de la guadaña de Cronos. El enclave de la milagrosa concepción se ha ubicado en la costa este de Pafos, en Petra tou Romiou, donde un pináculo de mármol emerge, espectacular, del mar junto a una solitaria playa de guijarros.
Tiempo para otro 'meze'
El recorrido por la cultura chipriota puede terminar en Ktima, en el restaurante Kiniras Garden, típicamente mediterráneo. Situado en el atrio arbolado de un palacete tradicional de piedra, este negocio familiar forma parte del plan Vakhis, creado para preservar las recetas chipriotas tradicionales y el saber culinario de la isla. Rodeado de estatuas y fuentes, el viajero puede probar delicias como la zalatina, receta tradicional chipriota con manitas de cerdo especiadas conservadas en gelatina.
En Kato Pafos también se puede disfrutar de un auténtico menú chipriota parecido en Hondros, a pocos metros del yacimiento arqueológico de Kato Pafos. El plato estrella es el ofto kleftiko (literalmente, cordero en el pozo o kebabdel ladrón), una pata o paletilla de cordero cocinada a fuego lento con jugo de limón y canela en un horno de barro hasta que la carne se desprende del hueso. Con influencias griegas y de los imperios romano y otomano, esta es la historia de Pafos reflejada en el plato.
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