Estos senderos constituyen la práctica de meditación más larga de Europa. Serpentear entre dunas, bosques, ríos y lagos es una ruta hacia el redescubrimiento de nuestro yo interior.
¿Qué no te puedes perder?
- Descansar del día en una sauna del pequeño resort de Ziedlejas, en el valle del Gauja.
- Saborear infusiones de hierbas en Samovar House, en una aldea junto al lago Peipus.
- Hacer una pausa en el istmo de Curlandia, en Lituania.
- Las dos rutas que unen los tres países bálticos vieron la luz en silencio en los últimos años.
Samovar House. Ciudad de Kolomna.© Baka Sobaka/Shutterstock
La Ruta Senderista de la Costa Báltica bordea las costas de Estonia, Letonia y Lituania. Es un despliegue casi continuo de belleza natural, desde los austeros paisajes nórdicos de Estonia, con rocas gigantes y cascadas, hasta la fina arena del istmo de Curlandia, en Lituania, puede que con algo de ámbar escondido en su interior.
La Ruta Forestal, más larga, atraviesa los bosques del interior. Abarca el lago Peipus, en Estonia oriental, y una red de parques nacionales, incluido el valle del río Gauja en Letonia, con sus estallidos de color otoñales.
Durante la mayor parte del trayecto se tiene la sensación de tener el mundo entero a plena disposición; pero en este viaje también se podrán ver encantadoras aldeas de cabañas de troncos, pintorescos pueblos históricos y vibrantes centros metropolitanos.
Playa del río Gaujar (Letonia). © Aleks Kend/Shutterstock