El Año Nuevo a la escocesa: Hogmanay para primerizos

Texto por
Mike MacEacheran
El día después del Hogmanay, los juerguistas de Edimburgo se curan la resaca con un baño helador de Año Nuevo en el Annual Loony Dook.
© Ian Melvin / Shutterstock

Probablemente se tiene una idea de lo que son las celebraciones tradicionales de Nochevieja en Escocia, pero conviene ampliarla.

De hecho, esta encantadora fiesta, cien por cien caledonia y disparatada, dura casi una semana a partir del día de Navidad y hasta bien pasadas las campanadas de medianoche del 31 de diciembre.

Historia del Hogmanay

La razón por la que el Hogmanay se ha convertido en la fiesta preeminente de Escocia es sencilla. En 1640, durante la Reforma protestante, se aprobó una ley que ilegalizó las “vacaciones de Yule” en Escocia y las celebraciones de las Navidades estuvieron prohibidas durante casi 400 años. El 25 de diciembre no era fiesta nacional y los castigos por violar la ley eran severos. Entonces se creó el Hogmanay, para satisfacer la necesidad de los escoceses de una fiesta de fin de año apropiada.

A lo largo de los siglos, el Hogmanay ha crecido desmesuradamente. Como el Día de San Patricio en Dublín, el Mardi Gras en Nueva Orleans o el Carnaval de Río de Janeiro, las festividades anuales se han convertido en una celebración sin restricciones de la cultura escocesa en todas sus formas, con Edimburgo como la zona cero de fiestas desmedidas y ceilidhs callejeros espoleados por el whisky de malta. Los escoceses lo han aceptado entusiasmados, independientemente de lo creativos que puedan ser algunos de los actos relacionados con el Hogmanay. Sin duda, ayuda que la capital escocesa sea un lugar atractivo para celebrar una fiesta descomunal durante una semana. La animación está garantizada.

Fuegos artificiales de Año Nuevo en Edimburgo.

Fuegos artificiales de Año Nuevo en Edimburgo. © jmimages / Getty Images

Hogmanay en Edimburgo

El aliciente de una fiesta irrepetible es razón suficiente para que Edimburgo sea la opción número uno para miles de visitantes a la hora de recibir el Año Nuevo. El récord de asistencia se consiguió a mediados de la década de 1990, cuando más de 300 000 juerguistas tomaron el centro para celebrar una fiesta sin límites. Sin embargo, con esas cantidades de personas se recomienda reservar por adelantado y lo más inteligente es organizarlo con muchos meses de antelación. 

Para empezar, deben comprobarse las posibilidades de alojamiento. Durante el Hogmanay, desde los hoteles de lujo hasta los albergues sencillos o elegantes Airbnb suben los precios y las opciones más baratas suelen estar vendidas con un año de antelación. En cuanto se confirma el alojamiento, conviene reservar entradas para la principal fiesta callejera, el desfile con antorchas y otras actividades señaladas. Todo el mundo desea librarse de las maletas en el Old Town, pero es la opción más cara; el West End, Stockbridge, Bruntsfield, Fountainbridge y Leith son igual de atractivos. Y lo mejor de todo, pubs y bares se convierten en puntos de interés obligatorios, por lo que poco frena la importante tarea de divertirse. 

Calentamiento 

El día anterior a Nochevieja, la ciudad se llena de fuego y luz cuando la procesión de antorchas, que celebra las raíces paganas y gaélicas de Escocia, serpentea por el Old Town hasta Holyrood Park. Con la entrada se entrega una antorcha de cera y se invita al personal a unirse a una procesión de amantes del fuego orientada a familias.

Procesiones de antorchas en Hogmanay.

Las procesiones de antorchas son un clásico de las celebraciones del Hogmanay en toda Escocia. © Shutterlyn_Gallery / Shutterstock

Acto principal 

El último día del año, un ejército internacional de 70 000 personas con tartán se reúnen en Princes St para disfrutar de ceilidhs y beber whisky, antes de que todo el mundo baile con grupos de música y DJ, del puente Waverley al Mound. Para rematarlo, el castillo de Edimburgo se ilumina con un derroche de fuegos artificiales mientras los reunidos cantan Auld Lang Syne y brindan después de las campanadas de medianoche con más whisky

Se organizan actividades en paralelo, previo pago de entrada, en toda la capital, como ceilidhs temáticos, folk en carpas, conciertos de rock y fuegos artificiales bajo Castle Rock, en los jardines de Princes Street. A pesar de que algunas actividades son gratis, la naturaleza corporativa del Hogmanay implica que muchas requieran entrada. Los enlaces para las reservas están en la web de Edinburgh’s Hogmanay.

Hay que tener en cuenta que en diciembre hace el peor tiempo en Escocia. Si se está preparado para que sea lluvioso, ventoso, oscuro y frío, con temperaturas de 0°C a veces, no defraudará. 

Para facilitar las cosas y fomentar un consumo de alcohol responsable, el operador local Lothian Buses ofrece servicios nocturnos durante todo el Hogmanay, al igual que Edinburgh Trams, que conecta el aeropuerto de Edimburgo con Leith, pasando por Princes Street y St Andrew’s Square. 

Día después del Hogmanay

El día después del Hogmanay, los juerguistas de Edimburgo se curan la resaca con un baño helador de Año Nuevo en el Annual Loony Dook. © Ian Melvin / Shutterstock 

Al día siguiente 

¿Resaca? Posiblemente. De ser así, se puede imitar a los 1000 escoceses que hacen el Loony Dook cada año. Es una gélida zambullida en la que, los que no se han ido a la cama todavía, se lanzan disfrazados a las aguas heladas en South Queensferry, bajo el emblemático puente ferroviario del Forth. Un lugar en el que una heroica hazaña de la ingeniería se une a heroicos actos de estupidez. Lo bueno es que se hace por una causa benéfica.

Cómo llegar y desplazarse en Edimburgo 

La capital escocesa se llena de visitantes durante ese período festivo, por lo que conviene reservar alojamiento con antelación. La fiesta del Hogmanay se celebra del 28/29 de diciembre hasta el 1/2 de enero.

Precio de la entrada al Hogmanay

Las entradas cuestan desde 25 GBP (para acceder a la fiesta callejera el 31 de diciembre en Princes St) hasta 50 GBP (para DJ y grupos de música en marquesinas en los cercanos jardines de Princes Street). 

Hogmanay en el resto de Escocia

Sin duda, Edimburgo es el mejor lugar de Escocia para pasar las festividades de Año Nuevo, pero los precios son más baratos y las colas más cortas en otras poblaciones. En Glasgow, el Hogmanay es tradicionalmente una fiesta menos tumultuosa, aunque igual de atronadora, con un ambiente de juerga excesiva y visitas a pubs, seguidas de baile (de pago) en la ceremonia de George Square, junto a la estación de Queen St. En su defecto, hay la misma diversión en las calles adyacentes, con bebida comprada en las tiendas (para encajar, conviene saber que la bebida preferida de los habitantes de Glasgow es Buckfast). Alargar la noche implica un desayuno tardío y un paseo para despejarse hasta la catedral de Glasgow y la Necrópolis, o un trayecto por Kelvingrove Park, en el West End. Después, se toma un trago reconstituyente de Año Nuevo en Merchant City o Finnieston, ambos llenos de pubs animados y bares eclécticos.

Igualmente, Aberdeen, Dundee, Perth e Inverness celebran fiestas callejeras similares, con grupos de música, DJ, ceilidhs y torpes cuentas atrás de las 12 campanadas. Para vivir algo completamente diferente, se puede ir a las Shetland.

Up Helly Aa, celebrado a finales de enero, es quizá posterior a las festividades de Año Nuevo, pero la mayor fiesta del fuego de Europa señala el final de la temporada Yule y aprovecha la herencia nórdica de la isla. El punto culminante en Lerwick es el desfile de grupos de Jarl, en el que un ejército de vikingos con hachas, seguidos de 1000 hombres achispados y disfrazados con pechos falsos, prenden fuego a la réplica de un drakkar.

Up Helly Aa de las Shetland.

La celebración del fin de la temporada Yule a finales de enero, el Up Helly Aa de las Shetland, combina tradiciones escocesas y nórdicas, y es la mayor fiesta del fuego de Europa. © konstantin belovtov / Shutterstock

Primero en entrar y otras tradiciones del Hogmanay 

La tradición sostiene que la primera persona que entra en una casa después de la medianoche es portador de buena suerte para el año que comienza y se intercambian regalos que representan comida, sabor y calor. Si se está invitado a una fiesta, hay que llevar galletas de mantequilla, whisky o un poco de carbón. 

Las procesiones de antorchas y fuegos artificiales también tipifican las tradiciones del Hogmanay. Mientras que Edimburgo cuenta con su procesión de llamas en una High Street llena de sombras, la absolutamente única Ceremonia del Fuego de Stonehaven es la que marca el fin de año de manera más memorable. En muchas otras ciudades del mundo, girar una bola de fuego por encima de la cabeza llevaría a la cárcel, pero en esa ciudad portuaria de Aberdeenshire se fomenta activamente. Los pirómanos encajan a la perfección.  

Quizá sea el mensaje lírico del perdón y la amabilidad universal (“Tomaremos una taza de bondad”). O quizá solo sea una excusa para reunirse en masa con los brazos entrelazados y las manos unidas como una tambaleante multitud de aficionados al fútbol. Pero el amor de Escocia por cantar el Auld Lang Syne de Robert Burns en el Hogmanay no tiene rival en ningún otro lugar del mundo. El poema en escocés convertido en canción tradicional es la banda sonora de todos los pubs y fiestas, y el canto –y el tambaleo– enloquece conforme la tonadilla llega a su clímax.

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